martes, 12 de junio de 2012

El Periodismo y la Comunicación no son yopinismos


(Por Fabián Silveira - Usina de Medios). Opinión. El rol del periodista es desentrañar la verdad, ya que ésta no está dada por dioses, o por personajes  que “decretan” el absolutismo de la misma. La verdad, transformada en noticia es una construcción subjetiva de los actores que intervienen en la realidad (que no es sinónimo de verdad), y es ahí donde los comunicadores, apelando a un acto de sinceramiento, compromiso, y rigurosidad científica, y siempre explicitando la subjetividad que los subyace, deben cotejar posturas, ideas, antecedentes, averiguaciones, fuentes; para poder así y solo así construir un relato.

En las últimas semanas se observó como determinado sector de la sociedad, pero nunca perdiendo de vista que ese sector pertenece geográficamente a la capital federal y solo a la capital porteña, como cientos y en la última manifestación del jueves 7 de junio algunos miles, se manifestaron en contra del “modelo k”, con expresiones como “yo soy del 46 %”, “se va a acabar la dictadura de los K”, “yo no los voté”, “queremos preguntar”. Esto en principio tiene un correlato muy positivo,  como es volver a apoderarse de la calle para manifestarse libremente, y significando todo el tiempo de un modo dialéctico el rol de la ciudadanía con y la política. Ahora bien, es conveniente preguntarse cuál es el rol del periodismo no solo en la cobertura del hecho noticioso, sino de los discursos que se entretejen en función de esto.

Parece ser que ante la ausencia de análisis rigurosos, la estrategia de la espectacularización y del psicodrama se ha puesto al servicio de un sector de la prensa, que hace de la política y sus protagonistas una novela o un reality show. Y esto implica, solo cuando el envoltorio es más “lindo” que el regalo, un acto criminal.
Que opinar opina cualquiera es tan viejo y gratificante como un sinfín de placeres, ahora el periodismo mediático que les funciona como espejo de su propio ego, o mejor dicho de sus miserias no asumidas,  debe cesar de esa  pereza malintencionada. Acto seguido… perdón por la utopía de creer que esto será posible.

Sin embargo, y esto es casi manual de estilo de la profesión, no debe caer en el facilismo del yopinismo deliberativo, y dejarlo para el común de los ciudadanos, que gracias al periodismo del primer párrafo, a veces son mas analistas y mejores comunicadores (y más profesionales) que los propios periodistas, sino basta con recorrer las Redes Sociales.

Cada colega al leer estas líneas sabrá de qué lado está, y como siempre, como en cualquier orden de la vida, es una cuestión de decisión.

El momento histórico que nos toca vivir e interpretar, nos exige estar a la altura de las circunstancias, no solo como periodistas, sino como sujetos de cambio. Este desafío  es el que alimenta la razón de vivir y pone juego todo el tiempo nuestra forma de ser. Eso sí, el periodista es periodista, y los actores son actores; donde las capacidades de contar e interpretar interactúan todo el tiempo, a sabiendas que el comunicador debe siempre recorrer el camino de la verdad.

Por Fabián Silveira

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