Educación y TIC’S
(Por Mario Almirón*) La Unasur nace
marcada por una impronta política hacia la integración. Si bien hay que
entender la política como el instrumento con el que contamos los más débiles
para transformar la realidad, no debemos infradimensionar la importancia
cultural, comunicacional y educativa que este proceso implica. El Tratado de
Brasilia que formalizó la Unasur planteó el objetivo de construir identidad y
ciudadanía suda-mericana y desarrollar un espacio regional integrado también
social y culturalmente. La cultura es la matriz de vida dotada de sentido, por
lo que se vuelve fundamental para la integración.
Pretendemos
poner eje en el sujeto principal de esa integración, que –al decir de Rodolfo
Kusch– es aquel que tiene continuidad: el pueblo. El pueblo sudamericano enlaza
nuestra historia con nuestro presente y futuro. Esto no significa negar el rol
y la importancia de los Estados a la hora de intervenir en las políticas
públicas. Pero no hay que perder de vista al pueblo. Y así como en Sadop
entendemos que la educación debe ser popular, también aspiramos a que lo sea la
comunicación.
Entre
las dificultades que tenemos en dicho proceso, está el hecho de ser un cuerpo
social heterogéneo, con diversidad cultural, mestizo. Tenemos una cultura
originaria propia, precolombina, que nos marca y forma parte de nuestra historia,
así como hemos recibido influencias europeas. Mientras esta última posee la
cuestión de “ser alguien en la vida”, la autóctona está motivada por el “estar
siendo”, y tiene más contacto con la naturaleza y menos relación con los
objetos.
En
los ’90, en el ámbito cultural y educativo, el intento por transformarnos en
“personas con objetos” se hizo más fuerte. Una persona era sujeto con o sin
dinero, con o sin empleo, con o sin vivienda... Sin embargo, la naturaleza
humana tiene una dimensión ética y social que trasciende esta cuestión: el Ser
Humano no es “los objetos que posee”. En lo que refiere a educación, cultura y
comunicación, debemos enfrentar todo planteo que las considere mercancías. Son
derechos humanos, por lo tanto, universales.
La
disputa entre esos paradigmas quedó en evidencia con la Ley 26.522 en lo que a
las TIC’s se refiere. Como representantes de los docentes, en Sadop conocemos
cómo operan estos esquemas de mercantilización también en la educación, del
nivel inicial al universitario.
En
la actualidad, el paradigma neoliberal en Argentina se encuentra asediado tanto
por políticas públicas coherentes como por normativas. Pero, en la realidad,
todavía hay mucho trabajo para evitar que sean meras ilusiones. Debemos tener
en cuenta que hoy los medios de comunicación no sólo compiten con la educación
formal como “universidades abiertas las 24 horas”, sino que todavía se encargan
de manipular y desinformar, además de dictar cátedra de cinismo en temas como
la cosificación de la mujer, la discriminación a los pobres, el maltrato a las
minorías, entre otros. Todo eso no cambió, aunque hayan cambiado la ley y las
políticas.
Para
revertir este proceso cultural que ataca sistemáticamente al pueblo y sus
valores, e intenta imponer formas de vida ajenas, el Estado es insuficiente.
Para construir necesitamos a la comunidad organizada.
En
estos días se debate públicamente la posibilidad de una reforma constitucional,
algo que algunos medios impregnan y encierran sólo en la cuestión de la
re-reelección presidencial. Pero lo que debemos poner en cuestionamiento es el
instrumento jurídico-político liberal que tenemos y que dificulta cualquier
proyecto de Justicia Social. Si hablamos de la cultura, la educación, la
información y la comunicación como derechos humanos, éstos deben estar
precisamente definidos en la Constitución, para no seguir quedando a merced de
las rentabilidades. En todo caso, habrá que pensar dónde están los recursos
para financiar y garantizar estos derechos. Nosotros creemos que están en el
sector financiero. Entonces, la decisión política pasa por una profunda reforma
impositiva, donde los especuladores financieros paguen más impuestos que los
sectores que producen trabajo y donde se graven las transacciones de bonos,
títulos y acciones. De esa manera, podremos garantizar una educación y una
comunicación popular.
No
tienen que ser los cambios de un gobierno, sino los consolidados
institucionalmente por el pueblo. Entre el esquema de lucro y el Estado,
estamos las organizaciones sociales. Hay que articular esfuerzos, generar
redes. Nuestro planteo sectorial es el de participar de la Unasur, realizar
nuestro aporte de campo para que la integración también se dé desde los pueblos
y los trabajadores.
*
Secretario general de Sadop.
FUENTE: www.pagina12.com.ar
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