lunes, 22 de octubre de 2012

Olvidos y complicidades en la oscura historia de la SIP


(Por Jorge Muracciole) En el discurso de clausura del 30º aniversario de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), su presidente Juan Carlos Camaño destacó que los enemigos de nuestros pueblos y de la verdadera libertad de prensa y expresión sostuvieron sus políticas desde mediados de los años setenta en favor de sanguinarias dictaduras militares.
En los años ochenta se afirmaron en los pilares de las teorías formuladas en los documentos Santa Fe I y II, y en los años noventa hicieron pie en el llamado Consenso de Washington. Desde su fundación ocurrida hace más de 35 años, la FELAP nunca dejó de llamar a este accionar de la SIP en favor de los dueños del poder económico y político en desmedro de las mayorías de excluidos, por su nombre: "genocidio por planificación en favor de la desigualdad".
Lo sorprendente es que una organización de empresarios que usufructúan el privilegio de la propiedad de los principales multimedios del continente, que durante décadas de terror y conculcación de derechos de los trabajadores de prensa y la sociedad toda que implicaron centenares de muertes y desapariciones implementadas por el llamado terrorismo de Estado, hoy se autoproclame como juez y a su vez fiscal de las decisiones democráticamente dispuestas por las instituciones representativas de la soberanía popular. En particular, a propósito de la Ley de Medios y ante la decisión de enviar una comisión para repudiar su aplicación, específicamente la concreción de su artículo 161. Las patronales de la comunicación incluidas en la Sociedad Interamericana de Prensa afirman en su comunicado que "observan con grave preocupación, la situación que afecta a medios de comunicación en Argentina, en particular el Grupo Clarín, ante una sistemática ofensiva de hostilidad e intimidaciones que viene ejerciendo el Poder Ejecutivo de ese país".
Esta hipersensibilidad de la SIP en defensa de la empresa copropietaria del monopolio de Papel Prensa por un decreto de la dictadura cívico-militar de 1976, se contradice con toda una historia de silencio en defensa de la seguridad física y las vidas de centenares de periodistas perseguidos, secuestrados y asesinados no sólo en la Argentina sino en toda Latinoamérica. Los más recientes, los sistemáticos asesinatos de profesionales de prensa ocurridos en el gobierno golpista, apoyado por la SIP, perpetrado en la hermana República de Honduras.
Son prueba de estas afirmaciones los recurrentes comunicados y declaraciones de la más importante organización de trabajadores de prensa de la región, la FELAP, quien en uno de sus documentos públicos expresa: "Durante estos 30 años, por sobre nuestra condición de periodistas, incluso por sobre nuestra condición de periodistas profesionales y gremialmente organizados, primó la dignidad. La dignidad de mujeres y hombres que llegados a la FELAP desde distintos países y desde diversas experiencias de lucha, desde diferentes corrientes del pensamiento crítico y transformador, siempre antepusieron sus profundas concepciones humanistas a las parcialidades, y muchas veces a las mezquindades corporativas."
En esa dirección, el posicionamiento de la Federación Latinoamericana de Periodistas, en coyunturas políticas hegemonizadas por el discurso neoliberal con gobiernos ajustistas, trascendió el carácter corporativo del reduccionismo profesionalista, y apostó en favor de la prensa alternativa en contraposición con la visión elitista de las patronales de prensa representadas por la SIP.
Esa concepción amplia y pluralista de la comunicación entendida como un derecho humano de primer orden, se enmarca en el ideario de dicha organización que durante más de 35 años ha confrontado con los olvidos cómplices de la Sociedad Interamericana de Prensa.
La vigencia de una comunicación democrática ameritará necesariamente que la Ley de Medios decidida por amplia mayoría hace más de tres años por las instituciones de la República, se cumpla en su totalidad, a pesar de los intereses económicos y políticos de determinados dueños del monopolio informativo.
Teniendo absoluta vigencia las palabras expresadas por el compañero Juan Carlos Camaño en su discurso de cierre del evento: "Nuestra lucha además debe librarse enfrentándonos no sólo a los monopolios informativos y comunicacionales, sino a aquellos periodistas que por decisión forman parte de la mentira organizada."

 FUENTE: www.infonews.com

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