Uruguay: "Las nieves del tiempo", sobre la media sanción para la Ley de Software Libre.
Una
década después de presentado el primer proyecto de ley sobre software
libre, la Cámara de Representantes le dio su aprobación. Aunque aún debe
ser votada por los senadores, la nueva legislación supone un avance
importante que coloca al país entre aquellos que promueven la soberanía
en materia de información. "Las instituciones del Estado deberán
intercambiar información en formatos abiertos, con códigos disponibles y
que puedan ser manejados libremente", dijo el diputado del mpp Julio
Battistoni, presidente de la Comisión Especial de Innovación,
Investigación, Ciencia y Tecnología, en un video difundido por su
organización sobre la ley "software libre y formatos abiertos en el
Estado", aprobada por los diputados el 19 de diciembre con los votos del
Frente Amplio y del Partido Colorado. Pese a la amplia mayoría que
obtuvo, la ley debió esperar nada menos que diez años para conseguir ser
tratada y aprobada por una de las dos cámaras. En 2003, bajo la
presidencia de Jorge Batlle, la diputada Daisy Tournée presentó un
primer proyecto de ley que no tuvo andamiento. Bajo el gobierno de
Tabaré Vázquez se intentó reflotarlo pero no había consenso dentro del
Frente Amplio.
En
esta ocasión pudo avanzarse porque se sumó un conjunto de iniciativas a
lo largo de varios años. Entre ellas destacan la realización de la
Conferencia Internacional de Software Libre y Código Abierto organizada
por Antel en mayo pasado. En junio se realizó en Porto Alegre el Foro
Internacional de Software Libre, el encuentro temático más importante de
América Latina, al que Uruguay asistió con expositores y activistas. En
noviembre se realizó el Foro sobre Software Libre impulsado por la
Comisión de Innovación, Investigación, Ciencia y Tecnología del
Parlamento.
Una ley breve
Tiene
sólo cinco artículos. El primero señala que todos los organismos del
Estado "deberán distribuir toda información en al menos un formato
abierto, estándar y libre" y que "todo pedido de información deberá ser
aceptado en al menos un formato abierto y estándar". El segundo
establece que cuando las instituciones y dependencias estatales
"contraten licencias de software se dará preferencia a licenciamientos
de software libre", y que "en caso de que se opte por software privativo
se deberá fundamentar la razón basada en aspectos técnicos que no
puedan ser resueltos con software libre".
A
su vez, se establece que el intercambio de información realizado con el
Estado, a través de Internet, "deberá ser posible en, al menos, un
navegador de Internet licenciado como software libre". La propia ley
define qué entiende por software libre: el que pueda ser usado para
cualquier propósito, que el usuario tenga "acceso a su código fuente, de
forma que pueda ser estudiado y cambiado para adaptarlo a las
necesidades", y que "pueda ser copiado y distribuido". También debe ser
posible mejorarlo y que dichas mejoras sean accesibles a los usuarios.
La nueva ley define también qué se entiende por formatos abiertos:
"formas de manejo y almacenamiento de los datos en los que se conoce su
estructura y se permite su modificación y acceso no imponiéndose ninguna
restricción para su uso. Los datos almacenados en formatos abiertos no
requieren de software privativo para ser utilizados". De este modo se
procede a la democratización de la utilización de software.
Diego Pons e Ismael Castagnet, miembros del Centro de Estudios de Software Libre (Cesol),
señalan que se trata de "un buen comienzo, ya que cuando un país no
avanza lo suficiente en un área estratégica, es bueno que se tenga un
marco legal para que lo haga". En ese sentido, que el congreso del fa
realizado en 2009 haya aprobado la utilización del software libre en la
administración pública fue uno de los pasos decisivos que consiguieron
destrabar los impedimentos. El problema puede sobrevenir, en opinión de
Pons, "cuando se proceda a la reglamentación de una ley que es muy
escueta y por lo tanto muy general". Más aun cuando, según Battistoni,
"no todas las voces del Estado, especialmente la agesic,* están de
acuerdo en esto de dar preferencia al software libre sobre el software
privativo, aunque el resto de las opiniones en el Estado están de
acuerdo".
Oposición de los empresarios
La Cámara Uruguaya
de Tecnologías de la Información (CUTI) emitió una declaración en la
que cuestiona la ley aprobada, entendiendo que representa un incremento
en los gastos del Estado, al tiempo que pone en riesgo el crecimiento de
la industria de las TIC. Aseguran que el proyecto es muy perjudicial
para el modelo de la industria tic de Uruguay, "que por su tamaño y
limitados recursos humanos capacitados, necesita poner foco en la venta
de licencias por la utilización de sus productos para poder seguir
creciendo". En especial, los empresarios agrupados en la cámara
consideran que "establecer preferencia a favor de un modelo de software
libre sería contraproducente tanto para la industria como para el
Estado", porque el costo puede no ser menor.
Creen
que ya existen muchas aplicaciones en todos los ámbitos del Estado que
no están basadas en software libre, y que la migración a este sistema
puede tener un costo elevado y generar dolores de cabeza. En segundo
lugar, Álvaro Lamé, ex presidente de cuti, dijo que la migración del
Estado a software libre puede "seguir empeorando la situación del sector
con respecto a recursos humanos", cuando ya es difícil encontrar
personal especializado en el sector. Sostuvo que otros países que
adoptaron el software libre, como Brasil e India, tienen una masa
crítica de personal especializado con la que Uruguay no cuenta.
Por
último, los empresarios rechazan la indicación de la ley de que las
"instituciones educativas del Estado deberán formar a sus educandos en
la utilización de software libre además del incluido en las propuestas
programáticas actuales". Los miembros de cuti demandaron por el
contrario que los estudiantes se formen "según las necesidades del
mercado", y sostuvieron que apostar a que se preparen con software libre
es malgastar recursos y tiempo. "Por eso creo que las instituciones
educativas deben tener libertad de encontrar las necesidades del mercado
y cubrirlas de la mejor forma posible", dijo Pablo Salomón, presidente
de CUTI, a Montevideo.com. Pons y Castagnet dijeron a Brecha que los
argumentos empresariales son insostenibles. "No es cierto que los va a
perjudicar, porque reconocen que sólo el 12 por ciento de las ventas del
sector se dirigen al Estado. En segundo lugar la escasez de mano de
obra nos parece genial, porque es tanto como decir que se está
desarrollando el sector, salvo que lo que ellos quieran sea mano de obra
barata. Por otro lado, la compra de software libre por el Estado va a
favorecer a las pymes, hacia donde se va a desplazar el centro de
gravedad de la industria."
Álvaro
Rettich, arquitecto de software y parte del equipo de desarrollo de
Agenda Electrónica, de la Intendencia de Montevideo, se preguntó durante
el foro: "¿Qué es lo que nos da el software libre? En primer lugar, nos
provee libertad de uso donde y cuando queramos. Además, nos da libertad
de estudio; podemos estudiar su funcionamiento porque tenemos el código
fuente. Incluso podemos cambiar el código fuente, liberar esas
modificaciones y distribuirlas. También podemos distribuir libremente
ese código; podemos hacer copias. A la vez, acumula más y mejor calidad
para los usuarios y para los desarrolladores. ¿Por qué? Porque se
produce una interacción constante entre usuarios y desarrolladores, que
dan soporte a toda esta estructura. Por algo entre los usuarios están la
nasa, Google, Wikipedia, la unesco, y cada vez se suman más usuarios al
uso del software libre". Fernando da Rosa, profesor a cargo del Área
Multimedia y tic en Ciencias de la Comunicación, de la Udelar, hizo
hincapié en la importancia de los costos y subrayó que por trabajar con
software libre la Intendencia de Montevideo ahorró, desde 2007, un
millón de dólares. Pero señaló que no debe perderse de vista la
importancia de la autonomía y soberanía que otorga el trabajar con
tecnologías abiertas.
La
ley que debe ahora tratar el Senado abre nuevos horizontes y coloca al
país en sintonía con sus socios de la región, cuyos gobiernos tienen una
política activa de promoción del software libre como forma de impulsar
la soberanía e independencia en materia de tecnologías de la
información.
*
Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y el
Conocimiento, unidad ejecutora dependiente de la Presidencia de la
República.
- Raúl Zibechi,
periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad
Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales.
Fuente: Semanario Brecha | SOCIEDAD | Pag. 16 | 04/01/2013. Reproducido en http://www.alainet.org/active/60682&lang=es
Etiquetas: Software libre, Uruguay
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