Entrevista al periodista Pascual Serrano, realizado por Carolina Fernández en la Revista Fusión.
En algo más de una década el mundo de la información ha dado un
vuelco de gigante. Si antes nos preocupaba la censura, ahora hemos de
lidiar con el exceso. Pero cantidad no es igual a calidad. Pascual
Serrano lleva años observando los cambios en los modos de comunicación,
analizando su evolución, y participando en diferentes ámbitos.
Internet ha cambiado nuestra concepción del mundo. Las redes sociales
abren infinitas posibilidades de comunicación y las grandes empresas
han copado los medios tradicionales. Si antes el problema era la censura
hoy tenemos saturación. Pero cantidad no es calidad, información no es
igual a pensamiento, igual que red social no es lo mismo que socializar
ni se debe confundir lo virtual con lo real. Con este panorama ¿no es
normal que andemos un poco despistados? Pascual Serrano es cofundador de
la revista digital Rebelión, y miembro del consejo de administración de
Mundo Obrero, El Otro País y Pueblos, donde colabora habitualmente.
Además, es autor de numerosos libros que tratan de explicar el mundo de
los medios y orientar al ciudadano que, en medio de tsunamis de
informaciones de todo pelaje, trata de interpretar el mundo en el que
vive. Una labor ardua, pero posible.

¿Cómo
es el periodismo hoy en día? Aquel periodismo que hablaba de
independencia, rigor, imparcialidad, etc. ¿es posible o hablamos de una
profesión del pasado?

Evidentemente
hay muchos periodismos, pero el más poderoso es el de grandes empresas,
no empresas de comunicación, grandes emporios económicos que tienen
parte de sus inversiones colocadas en medios de comunicación. De modo
que ese periodismo no es otra cosa que el departamento de imagen de esas
empresas: operan para mantener el modelo económico neoliberal en el que
se desenvuelven, protegen la imagen de la empresa, silencian o
estigmatizan a cualquier líder o movimiento que busca cambiar el modelo,
etc... Eso no ocurría igual hace un siglo porque esas grupos económicos
no habían puesto el ojo en los medios de comunicación. Luego están los
medios públicos, las iniciativas colectivas o cooperativistas de
profesionales, los medios comunitarios. El periodista se deberá reubicar
en función de donde vaya a desarrollar su trabajo.
-Solíamos entender el periodismo como un complemento de la
democracia, un sistema de vigilancia, un "seguro", etc. ¿Cómo están las
cosas ahora?

También
depende de qué medio estamos hablando. El periodismo -es un decir- de
los medios comerciales es una vigilancia, pero para asegurarse que el
modelo no cambie. En otros ámbitos, como en un periodismo cooperativo o
comunitario, puede mantenerse el principio de vigilancia de los poderes.
Lo que sucede es que no se trata de vigilar a los tres poderes de
Montesquieu, que es a lo que hacía referencia el término Cuarto Poder
con el que se calificó a la prensa. El poder que hay que vigilar y que
domina a los tres y al cuarto es el económico.

El
marco de trabajo ha cambiado mucho. La aparición de las agencias de
comunicación, la generalización de los comunicados de prensa, las ruedas
de prensa sin preguntas o, rizando el rizo, directamente televisadas...
¿en qué lugar deja todo esto a la profesión?

Es
verdad que cada vez hay más intereses presionando al periodismo.
Noticia ya no es lo que alguien quería que no se supiese, sino lo que
alguien quiere que se sepa. Pero el problema es que triunfa porque el
periodismo no cumple su responsabilidad. Veamos el ejemplo de las
preguntas en las ruedas de prensa: se han indignado los periodistas por
no poder hacerlas, pero es que hasta hace poco eran unos pocos medios
los que tenían el oligopolio de asistir y preguntar. ¿Acaso sus
preguntas representaban lo que yo quería preguntarles a los políticos?
En el Parlamento también los diputados hacen preguntas al gobierno,
diputados que representan a cientos de miles de ciudadanos. ¿Acaso las
difundían los periodistas que monopolizaban la información? El programa
televisivo "Tengo una pregunta para usted" fue un éxito porque permitía
que los ciudadanos preguntaran lo que no hacían los periodistas. ¿Por
qué los medios no lo repiten si tanto quieren que haya preguntas para
los políticos? ¿O acaso es que lo que quieren es preguntar ellos solos?
Apropiarse del discurso del político, interceptarlo.
-Los medios tradicionales de comunicación (tv, prensa escrita)
¿siguen siendo canales válidos o los tiempos obligan a un cambio de
paradigma?

Hubo
dos cambios importantes. El primero con la aparición de los medios
alternativos en internet que dejaron en evidencia lo que silenciaban
esos grandes medios, lo que manipulaban y lo que mentían. Su mito se
desmontó. Ahora, con las redes sociales, se produce un segundo cambio,
el formato tradicional de medio con sus secciones de Nacional,
Internacional, Cultura, Deporte, etc... se ha dinamitado. Y eso ha
afectado a todos los medios, los tradicionales y los nuevos. La gente no
va a la portada de un medio y luego a la sección que le interesa, entra
a determinadas noticias a través de las redes. Eso es un cambio de
paradigma tremendo, con sus consecuencias buenas y sus consecuencias
malas.

La
información que brinda un medio está condicionada por los intereses
particulares de cada empresa. ¿Se puede hablar de una "desinformación"
premeditada y dirigida?

Mi
teoría es que hay dos desinformaciones. La estructural, debido al
formato de brevedad, inmediatez, bajo costo, espectacularidad, etc...
que impone el modelo. Y luego la intencional en base a los criterios de
cada medio. La intencionalidad es lícita e inevitable, lo importante es
que sea ética y honesta, que no oculte, distorsione, descontextualice o
aplique dobles raseros. Y, sobre todo, que no mienta. Debemos combatir
la intencionalidad ilícita y también los formatos mediáticos que
desinforman.

¿Cómo
hablamos de la responsabilidad, de la ética y similares conceptos,
cuando el periodista es un asalariado temporal, pobremente pagado, etc?

He
dicho en muchas ocasiones que en los grandes medios el periodista es
como un albañil, se limita a poner ladrillos en los lugares que le han
dicho y de la calidad previamente establecida. O diría más, es como el
administrativo del ministerio en una dictadura. No es responsable de la
dictadura, no puede derrocarla, pero forma parte de su estructura. El
Sindicato de Periodistas tiene un lema acertado: Nuestra precariedad es
vuestra desinformación. Es importante insistir en que en la empresa
capitalista no puede haber libertad de prensa, ni ética periodística, ni
deontología profesional. El único criterio que vincula al periodista es
que su trabajo guste al jefe porque de otro modo lo despiden. Eso de la
ética del periodista no significa nada ni tiene ningún valor en el
capitalismo. No hay que censurar nada porque el periodista que dice algo
que no gusta está en el paro. Mi amigo Carlos Fernández Liria se ríe de
esos periodistas que dicen que en su periódico les dejan decir lo que
quiera. Es que está en el periódico porque dice lo que ellos quieren,
los que dirían algo que no quieren los jefes, no están en el periódico.

¿Qué lugar queda entonces para eso que llamamos ’ética profesional’?

El
periodista decente debe buscar -o compaginar- con el periodismo de la
gran empresa otro tipo de periodismo comprometido con otros valores, un
periodismo no comercial, más valiente. Existen medios donde hacerlo,
seguramente cobrará menos o nada, quizás sea solo su blog, pero debe
hacerlo. Tampoco me voy a atrever a decirle que deje su trabajo de
administrativo en el ministerio de la dictadura, pero sí que fuera de su
horario laboral dignifique su profesión y su trabajo. Para ello los
ciudadanos también deben colaborar, deben comprender que hay que apoyar a
otro periodismo. Si lo que exigen es periodismo gratis y que les
regalen una vajilla o un DVD el domingo, mientras los poderes públicos
lo abandonan al mercado, nunca habrá periodismo diferente con suficiente
fuerza.

Generalizando,
un ciudadano que lee la prensa a diario o ve los telediarios, considera
que se ha informado de la actualidad. ¿Qué opina de eso? ¿Qué quiere
decir, hoy en día, "estar bien informado"?

Mi
tesis al inicio del libro Desinformación, era explicar que en una
dictadura sabes que existe una censura y que no te puedes informar de la
realidad a través de los medios. Entonces, si quieres, intentas
informarte por vías más o menos clandestinas. El sistema actual es más
perverso porque la gente cree que se está informando cuando enciende la
televisión o compra el periódico mayoritario; y en realidad está tan
desinformado y censurado como en la dictadura. Por eso el primer
objetivo es desmontar el mito de que los grandes medios nos informan.

Paralelamente,
vivimos (y sufrimos) un exceso de información. La saturación es una
peculiaridad de este tiempo. ¿Cómo podemos orientarnos en semejante
"océano" de noticias (parte interesadas, parte incompletas, parte
silenciadas, etc)? ¿Qué referencias necesitamos?

Sepultarnos
entre la información forma parte del plan desinformativo. Entre la
mentira y el ruido nos quedamos sin conocer la verdad. Para comenzar hay
que reivindicar un formato elaborado y extenso, es lo que propongo en
mi libro La comunicación jibarizada. Los nuevos soportes y formatos
"jibarizados" no ayudan a comprender el mundo y solo sirven a los
patrones mentales dominantes por su sencillez, por eso reivindico los
libros más que las columnas de 2.000 caracteres o las noticias
televisivas de 20 segundos. Después hay que elegir periodistas fiables y
seguirlos. Esto es como cuando eliges un mecánico de coches o un
cardiólogo, debes investigar su credibilidad y quedarte en sus manos. No
podemos ir a Afganistán en persona a saber lo que está sucediendo,
debemos confiar en alguien.

...porque
uno de los problemas de las redes sociales y los nuevos modos de
comunicación es que todo cabe. El usuario debe hacerse un poco
"periodista", contrastar, buscar las fuentes... ¿es eso posible, no
estamos pidiendo demasiado?

Las
redes sociales que comenzaron arrebatando el oligopolio de la
información a los medios y parecía que iban a democratizar el acceso a
la información se han convertido en un basurero. Como en todos los
basureros, puede haber joyas, pero es difícil encontrarlas. El problema
es que con nuestro comportamiento en esas redes nosotros mismos
colaboramos en crear basura, reenviamos cosas sin contrastar, lo
llenamos de frivolidades, cotilleos, vanidades e intimidades. Pero la
solución no es renunciar a las redes, debemos intentar rectificar ese
comportamiento y usarlas para difundir contenidos contrastados de
fuentes fiables.

La
sutilidad y la costumbre logran que las "técnicas de desinformación"
nos pasen muy desapercibidas. ¿Puede ponernos algún ejemplo? ¿Cómo
prevenirnos?

Durante
años y años nos decían que Hugo Chávez quería cambiar la constitución
de su país para ser "presidente vitalicio". Según la Real Academia de la
Lengua, algo vitalicio quiere decir para toda la vida. La reforma
constitucional que propuso Chávez era sencillamente para poder volver a
presentarse como cualquier otro ciudadano, o como sucede en España.
-La aparición en escena de los medios digitales está siendo todo un
desafío para la sociedad de la información y la comunicación. De hecho
pensábamos que internet iba a ser sinónimo de democracia, pero parece
que no lo es tanto. ¿Se utiliza la red para coartar la libertad de
expresión? ¿De qué manera?

El
problema de la red es que todo vale, la han convertido en el mentidero
de los bares, con la diferencia de que ni siquiera sabemos quién habla
ni dónde está, algo que sí sabemos en el bar. Además no es verdad que
todos tengamos la misma fuerza en internet, cada vez más las empresas
poderosas saben como lograr más audiencias mediante formas técnicas,
influencia en buscadores, pago en las redes. Es decir, hay mucho ruido,
mucha mentira y la están controlando los de siempre. Eso no quiere decir
que debamos renunciar, hay que pelear como hemos hecho siempre en todos
los formatos y soportes.
Nota: En su nuevo libro "La comunicación jibarizada. Cómo la tecnología ha
cambiado nuestras mentes", Pascual Serrano analiza de qué modo la
aparición de nuevas tecnologías y nuevos soportes repercute en la
calidad de la información que nos llega
www.pascualserrano.net
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