Siguiendo la senda de Mediapart: Combatamos juntos por una prensa libre
Es en tiempos de crisis cuando la
sociedad exige mayor responsabilidad a los medios de comunicación. Los
ciudadanos demandan explicaciones, buscan saber qué es lo que les ha
llevado a esta situación, comprender para poder tomar las decisiones
adecuadas que impidan que se vuelva a repetir. Sin embargo, la prensa no
ha sabido estar a la altura, atenazada por los poderes políticos y
financieros, que minan su independencia y su capacidad para contar lo
que se esconde tras los hechos.
Muchos periodistas han reconocido
este problema, agudizado por la particular crisis que vive el sector, y
han alzado su voz para demandar una prensa libre, para recuperar los
viejos valores que convirtieron esta profesión en el dinamizador
democrático que durante siglos actuó como un auténtico contrapoder. Los
verdaderos cambios siempre se producen en las coyunturas más difíciles.
Frente a grandes conglomerados
mediáticos que imponen su agenda “informativa” al servicio de ciertos
intereses, surgen modelos de prensa diaria que buscan autogestionarse.
El reto está en encontrar una fórmula de financiación alternativa que
permita competir con los grandes grupos y abrirse un hueco en la escena
mediática. Y ello pasa por ganarse la confianza del lector. Para
lograrlo, muchas iniciativas apuestan por añadir valor a la información;
desproveerla de cualquier elemento de espectáculo, de la inmediatez y
la superficialidad impuestas que camuflan el verdadero interés público.
En definitiva, añadir calidad, utilidad, veracidad y transparencia a la
información para que pueda generar debate en la sociedad.
Mezclar lo mejor del viejo
periodismo con las inmensas ventajas comunicativas que ofrecen las
nuevas tecnologías. Esa es la fórmula del éxito del diario digital
Mediapart, que en pocos años se ha convertido en el azote de los poderes
públicos en Francia. A su director, Edwy Plenel, no le tiembla la mano.
Destapó la financiación ilegal de la campaña electoral del partido de
Sarkozy en 2007, y este mismo año destapó el fraude fiscal del ministro
socialista de Hacienda, Jérôme Cahuzac, que se ha visto obligado a
dimitir. Para el director de Mediapart, la legitimidad del periodista
debe proceder del pueblo, de la democracia, y no de los poderes
empresariales. Esta legitimidad, que representa el auténtico valor del
periodismo, está por encima de los colores políticos. La obligación
moral es investigar y denunciar cualquier escándalo, sin distinción. Y
esto es lo que permite corroborar la verdadera independencia de un
medio.
Edwy Plenel, que ya dirigió el
prestigioso periódico francés Le Monde, afirma que “una información
veraz y de interés público es un reformador más eficaz que cualquier
editorialista pontificando desde lo alto de su tribuna”. Defiende el
papel del periodista a la hora de aportar una información de calidad y
de interés público, en contraposición a la opinión que se escuda bajo el
paraguas de la libertad de expresión y que suele entorpecer el
verdadero debate.
“Todo lo que sea de interés público
debe ser conocido para que la democracia funcione. Para que todo el
mundo pueda ser actor dentro de la democracia. En una democracia, la
verdad de los hechos debe ser el corazón del debate de opinión”,
sostiene Plenel, para quien la opinión por sí sola “no es más que la
guerra del todos contra todos”. El diario digital que dirige es
propiedad de los trabajadores que conforman su plantilla y se sostiene
gracias a sus 75.000 suscriptores, que aportan una cantidad inferior a
lo que pagarían por un diario de papel. Mediante este modelo de
financiación se aseguran su independencia frente a los intereses
publicitarios, que constituyen uno de los mayores condicionantes a la
hora de desvelar informaciones comprometidas. Las presiones recibidas
durante y después de la investigación del caso Cahuzac o Bettencourt así
lo demuestran. De haber dependido del modelo publicitario, puede que
estos escándalos jamás hubieran visto la luz.
El descrédito en que han caído los
medios de comunicación está justificado. La relación clientelista entre
la prensa y el poder produce una información manipulada. Esto socava la
confianza de muchos ciudadanos y su derecho fundamental a estar bien
informados, indispensable para asegurar la libertad individual y la
responsabilidad. La sociedad debe exigir una información libre y de
calidad, pero también asumir su valor, y estar dispuesta a pagar por
ella.
Víctor Martínez González
Periodista
Twitter: @CCS_Solidarios
Etiquetas: Mediapart, Medios de Comunicación
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