El gobierno nacional quiere trasladar la
experiencia del Mica en favor de la integración, generando rondas de negocios
en las provincias entre productores y compradores de países vecinos. El gobierno apunta a dinamizar el
mercado de las industrias culturales, que actualmente representa el 3,5% del
PBI nacional y atraviesa su sexto año consecutivo de expansión, enfrentando el
desafío de su alta concentración en la región metropolitana.
De este modo, con el desembarco de los Pre-Micas en las provincias, se
generarán rondas de negocios inéditas hasta el momento que incluirán encuentros
entre compradores nacionales e internacionales y representantes de cada una de
las industrias, como directores de cine, diseñadores de moda y desarrolladoras
de videojuegos provenientes de Colombia, Brasil, Uruguay y México, entre otros.
La apuesta de trasladar la experiencia que se vivió el año anterior en Buenos
Aires bajo el nombre de Mica aunó el esfuerzo de tres ministerios nacionales
(que incluyen al de Turismo, Cultura e Industria, junto a la Cancillería) y
consiste en poner en vidriera las actividades tanto de los sectores
editoriales, de diseño, cine, artes escénicas, videojuegos y música.
Al respecto, Rodolfo Hamawi, director Nacional de Acción Federal e
Industrias Culturales del Ministerio de Cultura de la Nación, en diálogo con
Tiempo Argentino, contó: “La idea es salir a pelear la asimetría
geográfica en las provincias, vamos a desarrollar seis Pre-Micas (Premercado de
industrias culturales). Empezamos por el NEA y desde allí Formosa, en la que ya
participaron en ronda de negocios más de 350 productores de la región y se
juntaron compradores nacionales representantes de otras provincias como de
países vecinos. El próximo lo vamos a hacer en Tucumán a fin de este mes,
tenemos más de 500 inscriptos”, dijo entusiasmado.
A su vez, el funcionario explicó que en dicha provincia se realizaron
más de 700 encuentros en los que se cerraron acuerdos claves: “Tenemos un
listado de todos los productores de la región que antes no se conocían entre
ellos y ahora se agruparon, ese es todo un avance.” También se creó una
asociación de productores musicales oriunda del NEA y quedó constituido un
núcleo base para producir videojuegos regionales. Dicho sea de paso, los videojuegos
hoy son una de las industrias culturales más jóvenes y fructíferas del país,
con más de 65 empresas que producen un total de U$S 50 millones anuales en
volumen de ventas. En otro orden de cosas, Hamawi reflexionó sobre los desafíos
de uno de los sectores más importantes nucleados dentro de las industrias
culturales, el editorial, resaltó el valor de las pymes y la necesidad de
volver a imprimir libros en el país limitando a las grandes editoriales que
imprimen afuera para abaratar costos: “No decimos que Planeta o Sudamericana
jueguen en contra de la edición, pero monopolizan toda forma de producción
editorial dejando afuera lo que muchas veces después generan las pequeñas
editoriales. Tenemos derecho a decidir apoyar a esta última forma de producción
porque las pymes son los sectores que van a apostar siempre al país”, expresó.
En cuanto al tema de la soberanía cultural, contó que el gobierno está
buscando equilibrar la exportación de libros para que la cadena de valor
funcione en un sentido operativo. No es casual que en la última década se haya
percibido un crecimiento notable en cuanto a la producción de libros
argentinos, tanto en la cantidad de títulos registrados como en la cantidad de
ejemplares impresos. Por ejemplo, en 2002, los títulos habían caído a 10.346,
mientras que en 2010 se superaron los 26.390, es decir más de un 150% de
aumento. En este sentido la apuesta es que entre este año y el próximo se
reduzcan los 71 millones de dólares de déficit comercial del área de servicios
de impresión. “Los libros argentinos se tienen que volver a imprimir acá,
porque contamos con capacidad en las imprentas y en las papeleras, tenemos que
volverlas competitivas de nuevo en calidad y en precio”, expresó.
Por lo cual en los últimos días se realizaron una serie de reuniones
entre el sector editorial, el papelero y el gráfico para establecer reglas de
juego claras que reviertan la tendencia de las grandes editoriales a imprimir
fuera del país sin ningún tipo de reestricción. “Destruir la mano de obra
argentina es algo que a esta altura nos parece inaceptable”, concluyó.
FUENTE: http://tiempo.infonews.com
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