Fiscales del sponsoreo deportivo
(Por Decilia Díaz) Aquí se analiza la manera
como los medios informativos y las empresas utilizan el esponsoreo a
deportistas para lograr su propia visibilidad, relegando a segundo plano el
aporte que hace el Estado. Brian Toledo es una de las promesas de la
delegación argentina que va a competir en los próximos Juegos Olímpicos en
Londres. El joven de Marcos Paz batió records en lanzamiento de jabalina en el
Grand Prix Sudamericano de atletismo de este año, donde obtuvo una medalla de
oro que se suma a la presea de bronce que alcanzó en los pasados Juegos
Panamericanos de Guadalajara. Hoy protagoniza publicidades, a pesar de
practicar un deporte “impopular” entre los argentinos.
Hasta aquí nos encontramos con una historia rica para las
crónicas periodísticas, ya que se combinan con gracia un origen humilde,
juventud y éxito. Sin embargo, Toledo no sólo es un representante del atletismo
local, sino un ejemplo de los resultados de las becas del Plan de Deporte
Federado y de Representación Nacional del Ministerio de Desarrollo Social, que
le permite dedicarse a su entrenamiento de forma exclusiva.
Este apoyo hoy se oculta o se relativiza como parte del
discurso hegemónico. En otros tiempos, desde la fiscalía del periodismo
deportivo se señalaba la falta de aportes públicos a los deportistas argentinos
en disciplinas atléticas. En ese escenario, el amateurismo se volvía heroico:
esos jóvenes daban todo por su bandera, aunque la patria no hiciera nada por
ellos. En consecuencia, los logros alcanzaban por esfuerzo y constancia
individual.
Así entonces se suele explicar la sobreabundancia de la
cobertura del fútbol y de novelas tejidas a su alrededor. El atletismo y otras
disciplinas quedaron relegadas de la pantalla aun en pleno juego olímpico.
Porque, desde la lógica del rating, estas competencias no revisten valor, ya
que no atraen a las audiencias. Venden sólo cuando un argentino gana una
medalla.
En paralelo, el avance del equipo de hockey femenino sobre
césped frente a las potencias mundiales obtuvo resonancia mediática masiva. Así
el equipo logró la transmisión en vivo de sus partidos, entrevistas a sus figuras
y la expectativa ante cada resultado. Las Leonas empezaron a existir
mediáticamente y, con esa visibilidad, se sumaron los sponsors privados.
Lejos de una actitud caritativa, estas empresas buscan no
sólo amalgamarse a los aspectos simbólicos del deportista, sino también recibir
la cobertura mediática sobre los logos, exponenciar la publicidad y aumentar su
imagen. Esta breve explicación del marketing no es reclamada por los
periodistas deportivos cuando sostienen que una disciplina no cuenta con el
apoyo suficiente para dejar el amateurismo.
Con una trayectoria más consolidada, Brian Toledo hoy
protagoniza spots televisivos y gráficos, cuenta con el sponsoreo de empresas
privadas que se suman al fomento del Estado nacional. Sin duda, esto no
garantiza un medallero repleto por sí solo, pero evidencia un cambio de rol del
Estado en el deporte. ¿Este aspecto será evaluado en las crónicas
periodísticas? ¿Los resultados serán parte de un logro colectivo o sólo el
brillo de individualidades?
Más allá de un enfoque informativo, en una situación
particular se observa –en este caso la trayectoria deportiva de un atleta– el
modo en el que la cobertura mediática y el discurso que la acompaña se erigen
como el fiscal, juez y cura de la acción del Estado. Así, desde una mirada
simuladamente aséptica, neutral, los medios de comunicación esconden su peso en
la distribución del capital simbólico y construcción del sentido.
FUENTE: ww.pagina12.com.ar
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