Del 17 de octubre al 7 de diciembre
(Por Federico
Bernal) El (7D) lleva en su interior la síntesis de las grandes luchas
protagonizadas por las masas excluidas. Suele fecharse el nacimiento del
sistema de comunicación audiovisual reaccionario dentro del período comprendido
entre la apropiación de Papel Prensa a partir de 1976 y la Ley de Radiodifusión
de la dictadura, en 1980.
Si bien no caben dudas de la trascendencia de ambos
acontecimientos para la consolidación del programa cultural histórico del
atraso, la dependencia y la exclusión en la Argentina, la avanzada mediática
oligárquica comenzó mucho antes, específicamente en 1955, y como respuesta al
equilibrio mediático, cultural y comunicacional entre modelos de país surgido
con el peronismo. ¿Cómo fue que el movimiento de masas más revolucionario de
nuestra historia se las ingenió para fundar un aparato mediático y
comunicacional ligado a los intereses de las grandes mayorías postergadas y la
industrialización del país?
Entonces y tal como sucede en la actualidad, la
estatización de la renta agraria se volcó, además de a la justicia social y a
la justicia productiva (desprimarización económica, desconcentración productiva
e industrialización) también a la justicia cultural. ¿Qué significa este último
concepto? Igualdad de oportunidades y de "libertad de expresión" para
los dos modelos de desarrollo en pugna desde 1810. No obstante, la desigualdad
cultural a favor del "granero del mundo" ha sido una constante
histórica desde la Revolución de Mayo. En este sentido, el 7 de diciembre
marcará un punto de inflexión en la avanzada cultural de la reacción, aunque
con un detalle inédito. En esta oportunidad y a diferencia de la política
mediática y cultural de los primeros gobiernos de Perón, no se propone extirpar
o censurar el aparato cultural de la semicolonia, sino proteger a las clases
populares de su influjo, redescubriendo, reescribiendo y divulgando la
historia, la cultura y la conveniencia presente y futura de una Argentina industrial,
socialmente justa, económicamente autosuficiente y latinoamericana hasta la
médula.
LA
JUSTICIA CULTURAL Y EL GOLPE DE 1955. El aluvión zoológico del 17 de Octubre
fue, además de un hito político sin precedentes, uno cultural. Meses después
asumiría Perón y abordaría la fundación de un modelo comunicacional y de prensa
acorde a ese subsuelo sublevado. Desde Pavón que no se intentaba revertir la
desigualdad, no ya entre medios partidarios y opositores, sino entre una
cultura afín a un modelo de industrialización y justicia social, y una cultura
ligada al "granero del mundo". Pero el golpe de Estado invirtió la
tendencia al equilibro en materia de prensa y comunicación entre modelos de
país gestada durante la década anterior. La derrota popular a partir de 1955
recibiría luego renovado impulso con la apropiación de Papel Prensa y la Ley de
Radiodifusión de la dictadura, coronando de este modo los ataques a una
verdadera democracia mediática y a la "libertad de expresión" popular
emprendidos con el golpe setembrino. Claro que no les resultó nada sencillo a
los golpistas. Precisaron de una contrarrevolución fusiladora y un golpe de
Estado, en paralelo con un paquete de leyes prohibitivas a la libertad de
expresión política, partidaria e ideológica de las grandes masas. ¿Ha variado
en esencia la barbarie de los "civilizados" del siglo pasado a la de
los "demócratas" de la actualidad? ¿Acaso el Grupo Clarín no funciona
como una suerte de prohibición de toda voz del peronismo histórico, oral e
impreso (símil Decreto 4161 de 1956)? ¿Acaso la cadena nacional del desánimo no
promueve desde la mismísima cuna, el odio al laburante, al obrero, a la
industrialización, a la Patria Grande?
IAPI Y JUSTICIA CULTURAL. Cuenta el Libro Negro de
la Segunda Tiranía, cómo fue que nació la política de radiodifusión de la
"dictadura" de Perón y "Señora": "A la vez que el
monopolio de la prensa, la dictadura necesitaba para su propaganda el de la
radiodifusión. […] La adquisición por el Estado de las radioemisoras privadas
se promovió en septiembre de 1947, […].
Para realizarla, el IAPI facilitó la cantidad de m$n 18.475.000. [...] En algunas oportunidades, el IAPI actuó como mandatario de Correos y Telecomunicaciones; [...] La explotación de las radioemisoras adquiridas por el Estado se inició con la cuenta bancaria que abrió el IAPI con un depósito de m$n 800.000 en el Banco de la Nación Argentina." Como se advierte, el Instituto Argentino para la Promoción Industrial, en otras palabras, el hecho más revolucionario tomado por el peronismo histórico –y por eso mismo, más lesivo a la supervivencia de la oligarquía criolla– fue un actor crucial para alcanzar la justicia mediática y comunicacional en la Argentina de mediados del siglo XX.
Para realizarla, el IAPI facilitó la cantidad de m$n 18.475.000. [...] En algunas oportunidades, el IAPI actuó como mandatario de Correos y Telecomunicaciones; [...] La explotación de las radioemisoras adquiridas por el Estado se inició con la cuenta bancaria que abrió el IAPI con un depósito de m$n 800.000 en el Banco de la Nación Argentina." Como se advierte, el Instituto Argentino para la Promoción Industrial, en otras palabras, el hecho más revolucionario tomado por el peronismo histórico –y por eso mismo, más lesivo a la supervivencia de la oligarquía criolla– fue un actor crucial para alcanzar la justicia mediática y comunicacional en la Argentina de mediados del siglo XX.
REDISTRIBUCIÓN
DE LA RENTA PARA LA JUSTICIA CULTURAL. En su primer discurso como presidente de
facto, el dictador, fusilador y contrarrevolucionario Lonardi señaló: "Ha
terminado el sistema de ocultación de la verdad; el país quiere conocerla, por
más que sea dura y penosa. Diez años de irresponsabilidad y corrupción nos han
llevado a la situación más desastrosa de nuestra historia económica. El país se
ha empeñado en hacer lo que nadie puede cumplir, impulsado por una tremenda
insensatez, ha tratado de consumir más de lo que producía y así ha gastado sus
reservas monetarias." Cualquier coincidencia con cualquiera de los
discursos de los exponentes de la reacción (en sus variantes de derecha,
izquierda, sindical, eclesiástica y corporativa-empresarial) es pura
casualidad. En octubre de 1955 llegaba Prebisch al país, para dejar sus
"recomendaciones" a Lonardi. En su informe como asesor económico de
la dictadura, el ex secretario de la CEPAL escribió: "Según las
estadísticas nacionales, los grupos de obreros industriales han aumentado su ingreso
real, esto es, la masa de bienes y servicios que disponen para su consumo, en
un 37 por ciento. ¿Qué quiere decir esto? Es muy claro, si el producto por
hombre, término medio, solamente ha aumentado en un 3,5% y la parte del
producto que tienen los obreros industriales ha aumentado en un 37% quiere
decir que otros grupos de la colectividad han disminuido su nivel de vida. Ha
habido una transferencia de ingresos dentro de la colectividad que ha
beneficiado a unos en desmedro de otros. ¿Quiénes son los otros? En primer
lugar, los productores del campo, a los cuales se les ha exprimido
sistemáticamente hasta llevarlos a la postración en que han caído hace unos
años". Música para los oídos de la oligarquía. El IAPI y la redistribución
de la riqueza debían desaparecer, y con ellos, la justicia social y la justicia
cultural.
DEL 17 DE OCTUBRE AL 7 DE
DICIEMBRE.Sabido es que sin dominación cultural, la dominación económica tiende
al fracaso. Los lineamientos de Prebisch se complementaron pues con la
reactivación a gran escala de la maquinaria cultural de la semicolonia. La
tendencia al equilibrio mediático gráfico y audiovisual entre modelos de país
provocada por la "dictadura" peronista y desde el aborrecible IAPI
era una afrenta intolerable. Parafraseando a Prebisch, había que terminar con
la " transferencia de ingresos dentro de la colectividad mediática"
favorable a los intereses del movimiento obrero, el mercado interno y la
industrialización. Es que, la historia lo demuestra, existe una relación
indisoluble y sinérgica entre la estatización de la renta agraria, la derrota
del neoliberalismo, la modernización y soberanía económica, la justicia social
y la justicia cultural. Antes como ahora, la relación sigue igual de vigente,
porque la gran disyuntiva no ha sido aún zanjada. Lo que comenzó el 17 de
octubre de 1945 y que fuera abrupta, violenta e inconstitucionalmente
interrumpido en septiembre de 1955 fue retomado en 2003 y acelerado desde 2008.
El 7 de diciembre (7D) lleva en su interior la síntesis de las grandes luchas protagonizadas
por las masas históricamente excluidas. El 7D no termina ni comienza nada;
acelera todo. El 7D triunfará la justicia cultural en la Argentina, vital para
comenzar a extirpar con fuerza irrefrenable uno de los pilares de la
semicolonia: su influjo cultural (político e ideológico) sobre las clases
populares. Pero el 7D no podrá profundizarse, como el 17 de octubre, sin
avanzar paralelamente con los pilares económicos de esa misma semicolonia. La
Ley de Medios deberá nutrirse de cultura nacional y popular tanto como de renta
agraria, de la que todavía faltan recuperar dos terceras partes.
FUENTE: www.infonews.com
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