Qué significa hacer comunicación popular hoy
Apenas dos aportes a la reflexión.
Hasta hace no mucho tiempo, desde el
llamado campo popular (para usar una noción que si bien no es muy precisa puede
ayudar a entendernos) los medios masivos de comunicación eran planteados como
el “enemigo” a derrotar, si bien desde ese mismo espacio se carecía de
herramientas significativas para enfrentar esa cruzada con eficacia. Se utilizó
entonces el arma de la crítica, traducida en discurso académico y político. Fue
útil para generar miradas alternativas y para alimentar el espíritu en batallas
que vinieron después. El proceso de construcción política, social y cultural de
la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual abrevó en muchas de esas
perspectivas y se nutrió de propuestas que surgieron en aquellos espacios.
Hay que rescatar ese proceso valioso.
Pero ya estamos en otro momento. Esto no significa abandonar la crítica de la
visión mercantilista y manipuladora de las corporaciones mediáticas que siguen
operando. Es bueno seguir haciéndolo, pero los mayores esfuerzos tienen que
volcarse –dadas las nuevas condiciones– a generar nuevas propuestas creativas,
a mostrar que el ejercicio del derecho a la comunicación es posible también en
el escenario del sistema de medios masivos. Hay pasos en ese sentido, pero no
suficientes y con ello se corre el riesgo de seguir jugando “el partido” que el
sistema quiere. Si nos dejamos llevar únicamente por la controversia, menguarán
nuestras energías para encontrar nuevas respuestas, tan urgentes y necesarias.
En esto hay responsabilidad de los comunicadores, pero también del Estado que debe
alimentar una política pública de comunicación que deje de poner el ojo
solamente en el combate a las corporaciones y refuerce –como ya se comenzó a
hacer– la creación de nuevos espacios comunicacionales que sean también
públicos, diversos y plurales.
Algo similar ocurre con la llamada
comunicación popular (o comunitaria). De esos lugares surgieron muchos líderes
y dirigentes que alimentaron y alimentan los procesos de transformación de la
comunicación de los que hoy nos vanagloriamos. Ha sido un logro de éstos
ofrecer todos sus conocimientos y energías para aportar a esas transformaciones
y de la conducción política del país tenerlas en cuenta. Pero, una vez superada
la marginalidad, ha llegado el momento de que los lenguajes, las estéticas, los
modos de producción y, en fin, los modos de hacer comunicación de aquellos
comunicadores populares se trasladen al sistema masivo de medios. Porque si “lo
popular” en algún momento se asoció a lo pequeño y a lo marginal, hoy lo
popular tiene que asociarse a público, a lo común, a lo diverso, pero también a
lo masivo.
Es claro también que todos estos
cambios no nos dejan a los periodistas, a los comunicadores en general, en el
mismo lugar. Nuestro rol y nuestra tarea se pone en tela de juicio. Y tenemos
que tener la apertura y la disponibilidad para repensar la profesión, los roles
y las responsabilidades. Es decir, tener la libertad y la grandeza de revisar,
de cuestionarnos y animarnos a enfrentar lo nuevo. Genera incertidumbre, es
difícil, pero necesario.
FUENTE: www.pagina12.com.ar
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