La TV Pública estrena hoy la ficción "Los pibes del puente"
(Por Emanuel Respighil) Surgida del concurso que organiza el Incaa, la propuesta, escrita por Patricio Salinas Salazar y Cecilia Casco, se focaliza sobre un grupo de niños y jóvenes “de la calle” que pelean por vivir dignamente frente a un sistema que les da la espalda. Un grupo de chicos y adolescentes que sobreviven como pueden en la jungla urbana, desamparados por sus familias y por un sistema que los excluye, camina por la calle haciendo “bardo”. Se pelean, se chicanean y se hacen bromas de acuerdo con sus propios códigos, que no son otros que los que tuvieron que aprender por sí mismos, como tantas otras cosas que debieron asimilar a fuerza de golpes. Físicos y simbólicos, pero siempre dolorosos. En ese andar oscuro, sin destino, un pelotero en alguna plaza de algún barrio los devuelve al lugar que deberían tener, al de niños, saltando y divirtiéndose mientras el dueño del lugar los saca “a patadas” por haberse metido sin pagar. La escena, elocuente, forma parte del primer capítulo de Los pibes del puente, la ficción que hoy estrena Canal 7 y que se podrá ver de lunes a viernes a las 22. La propuesta, surgida del concurso que organiza el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), hace foco con crudeza y naturalismo en un grupo de niños y jóvenes “de la calle” que –como tantos otros en la vida real– pelean por vivir dignamente ante un sistema que les da la espalda.
Los pibes del puente es el título de una nueva ficción que busca iluminar uno de los tantos lugares de la vida social con los que se convive, pero sin detenerse a pensar en ellos: los chicos que son marginados y que muchas veces tienen que robar para satisfacer sus necesidades básicas. Son quienes forman parte de la realidad cotidiana, pero resultan invisibles a los ojos de la gran mayoría, en una actitud repetitiva que promueve la exclusión. Son los chicos, niños y adolescentes que sólo asumen cierta visibilidad mediática cuando los noticieros los retratan como delincuentes, en un círculo vicioso que parece no tener fin. La ficción, escrita por Patricio Salinas Salazar y Cecilia Casco, va detrás de esos pibes que cargan con el estigma social y mediático, intentando mostrarlos sin recortes, en su complejidad.
“Nuestra intención nunca fue hacer algo relacionado con el documental: siempre supimos que queríamos contar un cuento, algo que atrape al espectador y lo conduzca por la trama en la cual no faltan puntos de giro y que hace que cada capitulo sea un estallido”, le cuenta Casco a Página/12. “Nuestro estilo es la combinación del melodrama y el realismo, ambos géneros nos aportaban elementos que eran compatibles con el tema. El melodrama tiene como elemento fuerte las relaciones vinculares y nuestros pibes hablan todo el tiempo de haber perdido el lazo familiar, pero como contrapartida, ellos son una familia. Creemos haber cumplido con la meta de contar un cuento que sea entretenido para el espectador y, al mismo tiempo, dar una mirada de autor que busca poner en evidencia y cuestionar el estado de cosas”, subraya una de las autoras.
En ese derrotero de trampas y necesidades que la vida les impuso, los chicos retratados en Los pibes del puente cometen sus “errores”: encabezados por Bingo (Matías Marmorato), quien se gana la confianza de un importante narcotraficante (“El Ruso”, personificado por Gustavo Garzón), comienzan a procesar cocaína en una fábrica abandonada. La trama se complejiza cuando Yessy (Guadalupe Docampo), la hija de “El Ruso”, deprimida por la dudosa muerte de su madre, se enamora de uno de los amigos de Bingo, encontrando en ese grupo su lugar en el mundo. A partir de allí, la historia avanza sobre las dificultades que deben enfrentar los amigos en ese mundo infernal que los ahoga sin salida aparente.
“En la actualidad muchos medios de comunicación se encuentran obligados a mostrar lo que más ‘vende’ y desafortunadamente los noticieros, para abarcar audiencias, plantean los sucesos desde un enfoque sensacionalista”, diagnostica Salinas Salazar, creador y autor de Los pibes.... “En ese contexto –agrega– nace la necesidad de mostrar de una manera real, pero sobre todo amable, a estos pibes que delinquen, pero no destacando las características de sus delitos. Más bien, esta realización busca invitar al espectador a mirar más allá, que se visualice que, por sobre todo, los pibes son seres humanos abandonados por un sistema que les da la espalda. Y cuando hablo de sistema, hablo del sistema primario de socialización de un ser humano: su familia. Pero también quisimos ampliar esta mirada a un abandono por parte del Estado e incluso de nosotros mismos, la sociedad entera, que al normalizar esta situación somos partícipes de esta cruda injusticia social.”
La elección del formato de ficción para retratar esa realidad “que no miramos”, señala Victoria Miranda, una de las directoras de la serie, tiene que ver no sólo con la búsqueda artística, sino también con un mecanismo de protección para la enorme cantidad de chicos abandonados que circulan por las calles. Además de tratarse de un género más “ameno” para que los espectadores puedan involucrarse en la problemática sin sentirse brutalmente interpelados. Quien quiera ver, que vea. “La ficción –analiza Miranda– posibilita cierta apertura del espectador a la hora de sentarse a mirar temas profundos y de crisis social en la pantalla. A través de la ficción se puede ver material crudo, intenso y veloz, que contiene un mundo que en general no queremos mirar... La ficción protege a los pibes reales de la calle, tiene un sentido ético, ya que pensar este producto en un formato documental expondría a los pibes reales de nuestras calles a una especie de reality perverso. La ficción devela los cambios que necesitamos como sociedad y nos deja reflexionando, ya que facilita la identificación.”
FUENTE: www.pagina12.com.ar
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