Contenidos: La Batalla Cultural
Por Carlos Borgna
Estamos en medio de una
batalla cultural. La misma excede, largamente, lo que muchos caracterizan como
el enfrentamiento “del gobierno con los medios”. Está inmersa la totalidad de
la sociedad argentina, organizada o no, aunque muchos de sus ciudadanas/os no
han tomado conciencia de ello.
En el mes de Marzo se realizó
en Formosa, el Pre Mercado de Industrias
Culturales (Mica) del NEA que tiene por objetivo profundizar la participación
federal de las industrias culturales del país, en el marco del próximo Mercado
de Industrias Culturales Argentinas 2013, a desarrollarse en Buenos Aires. Una
buena iniciativa de la
Secretaría de Cultura de la Nación.
Al
margen de otras disciplinas, en Formosa aparecieron los realizadores
audiovisuales; en su gran mayoría jóvenes con sus visiones propias, sus
lecturas renovadas, su impronta en cada producto que presentaron.
Fueron
expuestas una diversidad de temáticas, indudablemente relacionadas con la
propia realidad geográfica pues allí está el MERCOSUR en lo concreto: en su
música, sus tierras, sus selvas, ríos, historias, comidas, ciudades, pueblos
originarios, organizaciones, medios de comunicación, mujeres, niños, trata,
pequeños productores, latifundios, pobreza. Es
decir la vida que irrumpe todos los días.
Esas
producciones se plantean siempre desde construcciones colectivas, con grupos
que a su vez, forman asociaciones y que trabajan o intentan hacerlo, con los de
la otra orilla, con los países hermanos. Es una generación que aflora en la
superficie, que están potenciados por la ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual, por la política del INCAA y de la TVA a través de sus Polos de Producción; pero que
viene con sus logros, limitaciones y esfuerzos trabajando desde hace años. Ahora no sólo están en la agenda sino que
están construyendo agenda. Es un nuevo sujeto social que se expresa.
El
mismo día en que el PREMICA empezaba a dar a conocer sus realizaciones,
proyecciones y stands, se realizó, también, en la ciudad capital formoseña “Soñando
por cantar”, en un estadio que, por
supuesto, estuvo repleto.
Esta
realización del grupo Tinelli se posiciona sobre una serie de conceptos, que
quedan al descubierto en una interesante nota del Diario La Capital de Rosario, del 4
de Junio pasado, titulada “El detrás de escena de Soñando por Cantar”, donde
quien presenta a los postulantes es denominado “el conductor del pueblo”,
devoto de la Virgen
de Luján; y en donde uno de las jurados comenta que “lo que pasa en el interior
es inédito…tienen que ver el amor de la gente” y en otra parte se menciona que:
“…las devoluciones del Jurado son obras de arte….son para armar un excelente
libro de autoayuda”.
También
se define que “… cantar es liberarse, expresarse, la música es el idioma
universal que nos une…”
El
programa – se explicita en el artículo - hace base en Buenos Aires lunes,
martes y miércoles y el resto de los días recorre el país y cuenta con dos
equipos técnicos que cuestan un millón de dólares cada uno.
Es
decir, esta iniciativa retoma temas profundos de la Argentina: la cultura,
en ella la música, el federalismo, la fe, la valorización del interior y lo formatea, con tecnología,
el resplandor de la “pantalla chica”, el éxito, el triunfo y nos plantea una
propuesta donde el logro es llegar y ser una estrella. Es decir, en la vida lo individual, la salida y la llegada en clave
personal, no de conjunto.
El
pueblo se vuelca masivamente a este espacio donde se resignifican
valorizaciones profundas de la gente e indudablemente coexisten con otras,
muchas de las cuales expresan los realizadores audiovisuales, los comunicadores
de las organizaciones sociales, los que trabajan en las radios, los que arman
sitios web, revistas o pequeñas agencias de noticias. Hay una dialéctica que
merece analizarse con mayor profundidad, y que presenta diferentes lecturas.
Aquí
está plasmada la batalla; donde sería muy importante comparar la presentación
del Bicentenario que hizo Presidencia de la Nación en el 2010, con el despliegue del mismo
programa durante el festejo del último 25 de Mayo, frente al Cabildo. Es evidente que también se puede bastardear
lo histórico, la Independencia,
los símbolos. Nada más ni nada menos.
Si
alguien supone que todos estos hechos, ocurren debido a una maravillosa casualidad, tiene una determinada interpretación de esta
batalla; y si por el contrario, entiende que desde otros lugares, se reconoce
que el kirchnerismo – más allá de aciertos y errores – ha decodificado el relato
histórico desde una perspectiva distinta
y por sobre todo, a puesto temas y personas (Juana Azurduy – Felipe Varela por
ejemplo) en la consideración pública y ha facilitado los canales para la
discusión; tiene otra percepción absolutamente diferente y actúa en coherencia
con eso.
Está claro entonces, que debatir lo
ideológico es discutir el poder y que los sectores de poder ya están enterados de que este es el debate. La
producción de contenidos en este contexto adquiere, en consecuencia, un rol protagónico.
Las
preguntas, entre tantas, son ¿qué estamos haciendo los que seguimos creyendo en
las construcciones colectivas y en las luchas populares para qué estas
discusiones se instalen y sean apropiadas por más y más gente?; y ¿cuál es el
rol de los comunicadores en esta tarea?
Etiquetas: Argentina, Contenidos, Incaa, Industrias Culturales, Ley de Medios, Medios de Comunicación, MICA, Opinión
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