La comunicación y la campaña política
(Por Juan Ignacio Issa) Aquí se reflexiona sobre la comunicación en la
campaña política, se analiza la lógica de los spots publicitarios y sostiene
que si no hay propuestas que lo sustenten, el marketing político no las puede
inventar.
Edgardo Mocca, en su
análisis político del domingo 28 de julio, señala con respecto a la
comunicación de la oposición en la campaña legislativa que “todavía no apareció
ningún spot capaz de explicar cómo puede construirse la nueva unidad nacional”.
La hipótesis de esta columna es que ese spot no va a ser producido durante la
campaña. Para sustentarla intentaré desarrollar algunos argumentos en términos
generales sobre la función de la publicidad en la campaña y no un análisis de
cada uno de los spots.
Primero: la publicidad política (spots, vía pública) funciona como un
discurso que simplifica la complejidad social, fundamentado en una racionalidad
creativa y estética, pero irracional en términos de propuestas concretas o de
políticas públicas. La imagen no puede contener y expresar la dinámica política
en su totalidad. Aborda temáticas que sirven para identificarse con la opinión
pública, que responde a una estrategia de campaña, pero no trata temas
complejos sobre el Estado, la sociedad y sus problemáticas. El candidato no
profundiza sobre su programa partidario en una entrevista televisiva o en un
spot publicitario. El tiempo mediático no se lo permite. El desarrollo de un
discurso sobre propuestas o resoluciones racionales de problemáticas sociales,
económicas, laborales, sexuales, ambientales, culturales, sólo se observa en
espacios comunicativos periféricos, como por ejemplo la página web del
candidato o los debates políticos. La comunicación, en cambio, se centra, en el
plano de lo simbólico y la construcción de sentido.
Segundo: el spot publicitario es la arena comunicativa central del marketing
político, donde prevalece la imagen por sobre el contenido. El marketing
político se sustenta en un discurso despolitizante, dirigido a un electorado
alejado de las ideologías, que cree en el mercado y no en la política como
mediación central de las relaciones sociales y como herramienta de
transformación social. En este sentido la publicidad se centra en un discurso
antipolítico que señala que los debates ideológicos provocan desunión,
conflicto y hasta distanciamiento entre amigos y familiares. Se construye una
imagen con el objetivo de despolitizar al político, mostrarlo como una persona
común. Pensando a lo común con foco en la preocupación por la vida privada, lo
cotidiano, sin lugar para las propuestas colectivas. Por eso no puede narrar
una propuesta de unidad nacional.
Tercero: la comunicación de la campaña es parte de la política como
realidad compleja. Depende de ésta. Es una parte integrada a esa totalidad. Y
el spot es sólo una instancia de la comunicación de la campaña. Tiene sus
propias herramientas, su racionalidad, pero la publicidad es la expresión
creativa del posicionamiento político del candidato. Posicionamiento que el
candidato o el partido van construyendo históricamente. La publicidad termina
siendo el resultado de un proceso complejo donde intervienen las
características del candidato, el análisis del escenario coyuntural, las
disputas hegemónicas, los conflictos, el posicionamiento histórico ideológico
del partido y el sector social al que representa o intenta representar. O sea:
no es simplemente ver qué dicen las encuestas o qué expresan los medios
hegemónicos y a partir de eso adaptar el candidato a esas expectativas.
Coincidiendo con el análisis de Mocca, el problema de la oposición es
político y se visualiza en su comunicación. No ha podido, ninguno de sus
sectores, construir una alternativa propositiva al kirchnerismo. Esto sucede
por la ausencia de un liderazgo, de alianzas territoriales, de integración de
diferentes sectores sociales y de una estrategia que implica una visión de
país, un modelo o proyecto de unidad nacional. En términos publicitarios no hay
una afirmación de un proyecto superador al del Gobierno o de una nueva unidad
nacional porque no se ha producido aún en el terreno político.
En estos últimos años la oposición se ha centrado en negar al
kirchnerismo, criticarlo de manera permanente, pero se ha olvidado de producir
política, construir un posicionamiento alternativo que pueda luego expresarse
en la comunicación de la campaña. Es imposible hacer una campaña eficiente en
dos, tres o cuatro meses si no hay construcción política durante las etapas no
electorales. Eficiente no quiere decir ganar la elección, porque el resultado
de ésta depende de múltiples factores, no sólo de la comunicación; eficiente en
términos de lograr un posicionamiento claro del candidato para con la opinión
pública. Para eso la comunicación debe estar supeditada a la política y no
esperar que la comunicación haga lo que no puede resolver la política.
Fuente: Página 12
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