La aplicación infantil de YouTube, bajo la lupa
Hace algunas semanas, Google lanzó la aplicación gratuita YouTube Kids, un programa que permite a los niños acceder a contenidos especialmente diseñados para ellos y –lo más importante– eviten aquellos que podrían resultarles molestos u ofensivos. A los pocos días de ser lanzada, grupos que abogan por los derechos infantiles en los Estados Unidos denunciaron que el contenido de la aplicación –o, mejor dicho, aquel al que se puede acceder en las búsquedas a través del soft– incluyen material perjudicial para los más chicos.
Entre los ejemplos citados, aparecen un
comercial de una cerveza, una charla Ted, donde un participante habla
de su propio intento de suicidio, algunas discusiones respecto de la
pedofilia, un episodio de la serie Animaniacs, donde los personajes
animados mencionan –o parecen mencionar– palabras como “piss”
o “fellatio”, y quizás el más peligroso de todos: un video
donde se enseña no sólo cómo encender un fósforo sino cómo
arrojarlo a una pila de otros fósforos.
La reacción de la firma fue inmediata
e implicó dar de baja todo el material denunciado. Los dos grupos
que acusaron a la empresa fueron el Centro para la Democracia Digital
y la Campaña para una Infancia sin Publicidad. En una declaración
conjunta, estimaron que “se promociona YouTube Kids como un lugar
seguro para niños cuando, en realidad, incluye material que no puede
ser catalogado bajo ningún criterio como “familiar”.
Sin embargo, el verdadero problema
reside en otro lado. Antes de su lanzamiento, un grupo de
consumidores pidió a la Federal Trade Commission de los EE.UU. –que
regula el comercio en ese país– que se investigara YouTube Kids
porque podría violar las normas respecto de la publicidad, porque
los videos “se intercalan con piezas publicitarias que no serían
permisibles en la televisión”.
El caso pone en tela de juicio dos
asuntos. El primero, cómo ha crecido la masa de material audiovisual
ligada a YouTube: no es raro que, dada la cantidad de contenido,
alguno que no corresponde a lo que el sitio pretende se haya colado.
El segundo tiene que ver con la responsabilidad de los padres
respecto de cuáles son los contenidos a los que pueden acceder sus
hijos, de allí que YouTube, en respuesta a los cargos, haya
recomendado una supervisión y que se utilice la posibilidad de
marcar como ofensivo o inapropiado el contenido que no debería
formar parte de la aplicación. Esto, obviamente, corresponde a los
mayores que supervisan lo que miran sus hijos.
El público infantil es, por lo demás,
uno de los que mayor contenido en Internet consume, y es un mercado
tentador para las grandes empresas. La aplicación actual provee
contenidos de productoras como Jim Henson (creadores de Los Muppets y
Plaza Sésamo), Dreamworks Animation, etcétera, todos ellos curados
para ser comprendido por menores. Lo que estos grupos de presión en
realidad atacan es el hecho de que se promocionen productos a través
de contenidos indicados especialmente para un público sensible como
el de los niños. Por ahora, la aplicación sigue funcionando y
depurándose, pero la discusión sobre responsabilidades recién
comienza.
Fuente: Diario Bae
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