lunes, 2 de enero de 2012

De Papel Prensa a los Grupos de Medios

No resulta ocioso hacer un enfoque general al sistema de medios
(acotado a la década de los 90), para entender algunos de los efectos
de la actual configuración de Papel Prensa. Durante esta década,
nuevamente "políticas de Estado", fuertemente articuladas con las de
la última dictadura militar, potenciaron y dieron otra dimensión al
sistema de medios de comunicación dominado por las grandes empresas.
Así, el control sobre la fabricación y comercialización del papel para
periódicos fue la piedra basal que permitió estructurar el resto.
(Ansol).- Una transformación profunda en el sistema de medios acompañó
durante los 90 las que se daban a nivel Estado. Mientras se
"desguazaba" el Estado garante de Derechos de las poblaciones
nacionales articulado con fuertes luchas sociales desde principios de
siglo XX, con avances significativos desde el fin de la Segunda Guerra
Mundial, se consolidaba un sistema de medios altamente concentrado y
extranjerizado.
El sistema de partidos que se correspondía con la fase anterior, fue
desmantelado, coptado en sus cúpulas por el programa neoliberal y
desmovilizada sus bases. Sus cuadros técnicos provenían de las usinas
de ideas de los organismos transnacionales y de las universidades
privadas desde donde se formulaba los planes.
Sin partidos, la conformación de la ciudadanía, la participación
social, la democracia y el control de los actos de Gobierno dependían
cada vez más de un sistema de medios, absolutamente funcional al
neoliberalismo.
Se trataba de un proceso general que se vivía en la región y en el
país, con la adopción del llamado Consenso de Washington Este listado
de políticas económicas eran consideradas indispensables durante los
años 90 por los organismos financieros internacionales y centros
económicos con sede en Washington DC, Estados Unidos. Según los
centros de poder se trataba del mejor programa económico que los
países en desarrollo debían aplicar para impulsar el crecimiento.
A la luz de las evidencias, el Consenso de Washington fue un complejo
mecanismo para abrir el mercado laboral, de consumo y los recursos
naturales del mundo en desarrollo a la explotación de compañías del
primer mundo. Los diferentes niveles del Estado adelgazaron en sus
funciones, descartando su rol de protección de Derechos, anulando su
papel en cuanto a la distribución secundaria del ingreso, asumiendo el
rol de competir por atraer capitales extranjeros a costa de bajar
costos en Educación, Salud, flexibilizando el mercado laboral, etc.
"Achicando el Estado agrandamos la nación", decía la consigna
difundida por la propaganda hegemónica de aquel entonces, poniendo en
boca de "doña Rosa" un razonamiento que la dejaría poco después sin
jubilación, sin atención médica y a sus hijos sin trabajo. La paridad
uno a uno con el dólar hizo lo demás: la producción nacional fue la
sombra de una sombra de una Argentina industrializada.
El mercado de medios se modificó profundamente, al ritmo de la
economía en general, en un contexto de desregulación estatal. A
mediados de los '90 se radicalizó el proceso de concentración e
internacionalización del capital en el área de la comunicación con la
entrada de grandes operadores internacionales. Las pymes de medios del
interior se vieron ante las alternativas propias de mercados que
avanzan en cuanto a su concentración de capitales: o cerraban o se
asociaban y/o fusionaban a los grandes jugadores. Pasó con los canales
de TV, con los cableros locales, con las radios, con los diarios y
revistas y también con las imprentas. La economía aplastaba así el
Derecho de las comunidades a informar y ser informadas y los Derechos
derivados de estos: Derecho a la Cultura, a la Salud, a la Educación,
al Entretenimiento, etc. etc.
Los cambios de la Ley de Radiodifusión, hija del Proceso de
Reorganización Nacional, que excluía a las entidades sin fines de
lucro y favorecía a las empresas más concentradas, fue modificada por
le menemismo profundizando aún más las posibilidades de los grandes
grupos económicos. Estos salieron de "shopping" por el país, comprando
radios y canales de TV locales, conformando los "grupos de medios",
como estrategia para "ocupar mediaticamente territorios", e
intermediar en el proceso de construcción de significados a escala
ampliada.
La llamada "sinergia positiva", producto de la conformación de los
multimedios, le permitió a los grandes grupos económicos abordar
economías de escala, absorbiendo las cuotas publicitarias del mercado,
lo que ubicó al sector de las comunicaciones como uno de los más
dinámicos de la década (capaces de conseguir fuertes financiamientos
externos o de transformarse en desembarco de inversores extranjeros,
por ejemplo), paralelamente las condiciones para las pymes
periodísticas se hacían más asfixiantes.
Los grupos Clarín y Nación, que ya contaban con el control de la
producción y comercialización de papel para periódicos, fueron sin
dudas los jugadores que mejores ventajas estructurales tuvieron para
consolidarse en esta etapa.
Luego del inédito proceso de acumulación, la tendencia hacia el
achicamiento y el ajuste en el sector, principalmente a nivel de los
medios pymes regionales, comenzó a darse a fines del año 1998, si bien
los efectos empezaron a sentirse con mayor profundidad durante el
transcurso del año 2000.
La depresión económica que se evidenció en 1998 y se profundizó a
partir de la ruptura del modelo de la convertibilidad, encuentra a las
empresas pymes del sector frente a la imposibilidad de asumir sus
deudas financieras, sostener sus planteles de trabajadores, mantener
la cantidad de contenido entregado diariamente, etc. Esta situación
proyecta la posibilidad de una desnacionalización masiva del sector.
Así presentado, queda claro que un proceso con dos claras fases
atravesó el sistema de medios de comunicación en Argentina durante
desde fines de los 80 hasta entrado el Siglo XXI: concentración y
extranjerización. Esta dinámica acompañó los acontecimientos de otras
ramas de la economía nacional, pero, en este caso, al impacto se le
sumó la repercusión en otro ámbito: la lógica de maximización de la
renta avanzó por sobre los derechos comunicacionales de los
ciudadanos.
De esta manera, medios de comunicación locales, vinculados a las
economías regionales –en muchos casos pymes familiares– pasaron a
integrar los grupos económicos nacionales o extranjeros, o debieron
cerrar sus puertas o se mantuvieron a duras penas.
Es en este marco que debe entenderse como complementarias la Ley de
Servicios Audiovisuales y la Ley que promueva la declaración de
interés público la producción y comercialización de papel para
periódicos. La intención es abrir el estratégico sistema de medios a
la participación de nuevos actores sociales y económicos, además de
incluir a quienes van recuperando sus capacidades de desarrollo.
* Periodista Comercio y Justicia (Córdoba)

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