Medios y Comunicación: los invisibles
(Por Washington Uranga) El investigador llama los “invisibles” a quienes todavía no les llega el
derecho a la comunicación.El derecho a la comunicación puede definirse como una
potestad de los ciudadanos para expresarse en igualdad de oportunidades y en
equidad de condiciones. Incluye también la posibilidad de acceder a la
información que permita a los actores forjar su propia opinión y tomar
decisiones autónomas. Para que sea efectivo tiene que apoyarse en condiciones
materiales que lo garanticen. ¿Se puede proclamar y poner en práctica efectiva
el derecho a la comunicación mientras continúen existiendo “invisibles” para el
sistema de comunicación?
El
ejercicio del derecho a la comunicación está íntimamente ligado a la vigencia
del conjunto de derechos. Tiene mejores condiciones de hacerse efectivo cuando
rigen los derechos sociales, políticos, económicos y culturales de las personas.
De manera complementaria, este derecho comunicacional es habilitante de otros
derechos: genera condiciones para que la totalidad de los derechos humanos
puedan ser, primero, conocidos, luego, reivindicados, reclamados y exigidos por
parte de quienes consideran que no pueden gozar en plenitud de ellos.
En la
Argentina hemos crecido en conciencia y hemos avanzado hacia una cada día mayor
vigencia de los derechos fundamentales de las personas. También en materia del
derecho a la comunicación. Y esto más allá de la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual, que es, sin duda, un instrumento sumamente valioso en
este sentido. Las condiciones generales del país, las económicas, las políticas
y las sociales han permitido prosperar en tal sentido.
Sin embargo,
entre nosotros siguen existiendo “invisibles”. Son personas invisibilizadas
como consecuencia de la asociación de factores políticos, económicos,
judiciales, culturales y, por cierto, mediáticos. Y en la era de la
comunicación, la invisibilidad es una forma de exclusión. Porque reduce las
posibilidades de participación, porque aleja del acceso a eventuales soluciones
a sus problemas y, sobre todo, porque las voces de estos “invisibles” no llegan
de forma directa a los otros ciudadanos, porque sus argumentos y puntos de
vista no pueden ser oídos por el resto de la ciudadanía para ser ponderados y
considerados.
Aunque
parezca contradictorio, son invisibles también muchos que ocupan las tapas de
los medios gráficos y las aperturas de los noticieros radiales y televisivos.
Son invisibles las víctimas de la trata de personas o de la violencia contra la
mujer, o los pobres de distintas condiciones. Lo son porque son presentados
como parte de una situación y un fenómeno social, pero rara vez se indaga en
las circunstancias que generan tales situaciones. Tampoco se conocen sus voces,
salvo para generar periodismo amarillo.
Son
invisibles en muchos casos los niños cuando sus derechos son violados. También
las comunidades originarias de la Argentina, porque poco y nada se conoce de
sus condiciones de vida y acerca de su situación de extrema marginalidad. Y por
más que los derechos indígenas sean proclamados hasta constitucionalmente, esos
pueblos son hoy excluidos incluso de la consulta sobre temas que les atañen. Esto
a pesar de que existen normas legales muy precisas que obligarían a escuchar
sus voces.
Podemos decir que en la Argentina hemos avanzado
mucho en materia de derechos. También de derecho a la comunicación. Pero los
invisibles aún existen y esto implica una restricción importante en términos de
justicia. Hay considerable tarea por delante.
FUENTE: www.pagina12.com.ar
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