miércoles, 12 de diciembre de 2012

Clarín quiere reemplazar la ley de medios por la ley de miedos


Los ribetes judiciales de la causa del Grupo Clarín – previsibles todos ellos- aunque nos pese, están atravesando circunstancias históricas que tienen como correlato empezar a delinear en el imaginario colectivo y en las leyes, las profundizaciones acerca de que es la justicia y los mecanismos y posibilidades de democratización de ese poder real.

Es imperante dar cuenta de dos elementos claves para entender razones e ilusiones en un lado – el de la mayoría de las voluntades de nuestro pueblo-, y por el otro, los enojos, iras y fracaso de una pequeña minoría – pero no menos poderosa históricamente-, y en esto a las pruebas por ahora hay que remitirse.

En primer lugar, si bien estos episodios judiciales por ahora sostienen las tarjetas a favor de Clarín, tienen un correlato positivo del cual sus logros se verán mucho más adelante. Estoy hablando literalmente que por primera vez en la historia, Clarín se vio obligado a salir de sus característico oscurantismo y de “invisibilidad”, para jugarse todas las cartas en esta batalla, pero como sujeto político declarado. Es decir le guste o no, la sociedad toda sabe quién es Clarín (aunque esto no sea igual que pensar que las grandes mayorías dejen de consumir Clarín), acompañado de otro dato no menor que es un simil de lo que pasa en la justicia, es decir está claro que la división de poderes y respeto hacen a una verdadera república, pero también está comenzando a quedar claro el rol político de los jueces, sus subjetividades y presiones endo y exógenas a la hora de decidir e impartir justicia que muchas veces no es lo mismo que justo.

En fin elementos revolucionarios para nuestra Argentina como hacer visible y desentrañar todo lo relacionado al rol de los medios masivos de comunicación y al rol del poder judicial, con la particularidad histórica de que esto en mayor o menos medida es agenda de los temas familiares y en casa. Ahora si “de esto se puede hablar”.

En segundo lugar, y a mi entender uno de los aspectos más relevantes de la ley de medios, es la posibilidad más allá de dotar de otras voces al espectro comunicacional y cultural de la Argentina, es cambiar las condiciones materiales de existencia, es ir por los aspectos patrimoniales, es sumar nuevos medios y dueños de producción, esto es también distribuir la riqueza.

Ahora bien… ¿Qué es lo que está en juego económicamente hablando?¿Por qué Clarín está tan nervioso?. 
Son 3,5 millones de hogares cautivos de Cablevisión y 1.432.286 hogares cautivos de Fibertel; y esto es explicable solo por las condiciones y modalidades monopólicas estructurales dentro de las redes en todo el país. Cablevisión es propietaria del 97% del tramado de las redes cableadas que trasmiten videocable e Internet, conformada por las de fibra óptica troncal y las coaxiales de última milla, en las provincias argentinas de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fé, La Pampa, Neuquén, Rio Negro, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa y Salta. Aquí están incluidas las redes que utilizan los otros operadores minoritarios de TV e internet. Sumado a sus más de 240 señales de cable operadores que se convierten en verdaderos voceros del mensaje hegemónico.

Esto conlleva a que estos operadores no tienen cableado propio en la mayoría de las localidades y en consecuencia tiene que pagar peaje al monopolio, con precios y condicionamientos innegociables. Es decir la propiedad y el control sobre la estructura de la red cableada le permiten al Grupo Clarín un dominio casi absoluto de contenidos, servicios y precios de TV e internet. Entonces deciden a sus ganas a que operadores les dejan alquilar sus cables para prestar servicios o a quienes les permiten conectarse a sus nodos para recibir las señales que transportan.

Otro dato cuando excepcionalmente otra empresa consiguió autorización para realizar el posteado y el cableado propios en alguna localidad, el monopolio recurrió al dumping, y de esto nuestras cooperativas lo saben y lo han padecido. Aunque fiel a su quehacer y acto cooperativo han sabido pelearlo y mostrar alternativas superadoras a esta realidad. También cabe mencionar que jueces honestos en primera y segunda instancia han ordenado a Cablevisión modificar sus procedimientos.

Resultado, advierten que con la ley de medios perderían entre 1500 y 3300 millones de peso. Por eso la batalla en primera instancia es por estos recursos, justamente para alguien que considera a la comunicación, la noticia y el entretenimiento como una mercancía para obtener ganancias y lucro; y no como un servicio público. 
Primero patrones del papel prensa con la complicidad de gobiernos de factos y democráticos, y del cable para televisión ahora. Dueños de casi todos los medios de producción y de los mensajes; y en esto a Clarín y Magnetto también se les van la vida. 

Todo este proceso está en disputa en la Argentina, no es una guerra del gobierno contra Clarín, es la defensa por un Estado de derecho perfectible pero pleno al fin, es cambiar el paradigma de la comunicación en Argentina. Por esto, astucia y trabajo en el Congreso, en la Justicia, en el sector privado sin fines de lucro, y sobre todo en las calles. La mayorías populares, en apoyo al gobierno, pero pensando en la trascendencia de la ley como un derecho de Estado de por vida – es decir consolidarlo para que a ninguna fórmula se le ocurra derogarla- lucharemos por el cumplimiento pleno de la Ley de Medios de la democracia que cumplió sus apenas 29 años, no solo para ganar la batalla material y cultural de la comunicación, sino para dar un paso adelante en nuestro país y mostrar el camino a los países de nuestra América, y defender as{i este nuevo paradigma ya no solo como argentinos sino como hermanos del continente.

Por Fabián Silveira

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