Ley de Comunicación en Ecuador: Una ley que da que hablar
Fernando
Gómez asegura que en la norma prima la perspectiva de la comunicación
popular del proyecto del Foro Ecuatoriano de la Comunicación y sostiene
que a luz de la nueva legislación vigente en América latina es necesario
cambiar la “matriz productiva” de la comunicación.
La
disputa por la democratización del acceso y el derecho a la información
que se viene impulsando en América latina conquistó un nuevo triunfo el pasado 14 de junio, cuando la Asamblea Nacional ecuatoriana aprobó la Ley Orgánica de Comunicación. “Ley mordaza” titularon los medios
privados de comunicación de ese país. “Mordaza a la prensa” titularon en el resto del continente (N.d.R.:De la mano de la SIP, arremeten contra Ley de Comunicación de Ecuador). En palabras de Osvaldo León, director de
América Latina en Movimiento, ese discurso de los medios privados tiene
“una resonancia mundial por la vigencia del ‘consenso mediático’ que día
a día afina su maquinaria de propaganda”.
Para
quienes ostentan los medios masivos de información, la mejor ley de
comunicación es la que no existe. “El poder mediático corporativo”
prefería la vieja Ley de Radiodifusión, firmada en 1975 por la dictadura
militar y reformada en 1996 y en 2002, cuando las políticas
neoliberales eran acompañadas por medios que apuntalaban los proyectos
privatizadores. En contraposición, la redacción final de la nueva ley
incluye normativas que democratizan la comunicación y efectivizan los
derechos a la comunicación y a la información consagrados en la
Constitución que el pueblo ecuatoriano aprobó el 28 de septiembre de
2008.
Esta
ley, que ha demorado más de cuatro años en entrar en vigencia, fue
discutida por organizaciones sociales, colectivos de comunicación
popular y comunitaria, gremios del periodismo y sectores académicos,
quienes formaron el Foro Ecuatoriano de la Comunicación y formularon el
anteproyecto de ley presentado a la Asamblea Nacional. La ley se nutrió
de este anteproyecto y otros dos provenientes de la oposición y del
oficialismo.
En
esa trilogía de anteproyectos, fueron las propuestas del Foro las que
permitieron una reforma estructural del sistema mediático con la
redistribución de las frecuencias de radio y televisión en un 33 por
ciento para medios privados y públicos y un 34 por ciento para los
comunitarios. El mapa mediático actual en Ecuador cuenta con un espectro
radioeléctrico concesionado en más de un 85 por ciento por el sector
privado. Un informe realizado en 2009 por disposición constitucional
señala que al menos un tercio de las concesiones son irregulares, ya que
fueron asignadas como pago a favores políticos en la época neoliberal.
La
ley, que considera a la comunicación y la información como servicios
públicos y no como mercancías ni negocios, no se limita a los medios,
sino que se presenta como una norma de comunicación en un sentido
amplio, incentiva la producción regional, promueve la interculturalidad y
lo plurinacional, prohibiendo los contenidos sexistas, xenofóbicos y
racistas, y en el artículo 44 defiende los derechos de trabajadores y
trabajadoras de la comunicación.
Otra
demanda del Foro que se incluye en la redacción final establece una
cuota de pantalla para la producción nacional y obliga a que los medios
audiovisuales difundan un porcentaje de música producida en el país.
Concebida
desde una visión de derechos, esta nueva herramienta impide “el
oligopolio y monopolio, directo e indirecto, de la propiedad de los
medios de comunicación y del uso de las frecuencias”. El sector privado
en comunicación no podrá tener inversiones de otros sectores financieros
y de otras ramas económicas ni viceversa. Por otra parte, las
estrategias diarias que los grandes medios utilizan para “desprestigiar o
reducir la credibilidad pública de personas físicas o jurídicas” son
denominadas como “linchamiento mediático” y su artículo 26 prohíbe la
difusión de esa información.
Esta
Ley Orgánica de Comunicación se suma a las que en el resto del
continente van obteniendo su vigencia y, gracias a la lucha por la
democratización de la comunicación, ha logrado en los sectores populares
establecer cuando menos demandas comunes básicas. Es tarea pendiente de
estos sectores definir una agenda común para sostener y profundizar
estos avances.
El
reto es que a partir de las experiencias acumuladas, las organizaciones
sociales e indígenas y colectivos de comunicación alternativa, popular y
comunitaria, que desde hace años vienen militando para lograr esta ley,
inviten a las grandes mayorías populares a que se apropien de esos
medios, tomen y generen radios y televisoras, ocupen ese espectro
radioeléctrico como medio de organización social, cultural y política, y
así den a conocer sus luchas. Es necesario cambiar la “matriz
productiva” de la comunicación y pasar de una sociedad consumidora de
información o mercancías, a una sociedad crítica y productora de
información, de medios, de respuestas, de preguntas, de nuevas
creaciones, de nuevos discursos.
- Fernando Gómez
es Integrante del medio comunitario Radionauta FM 106.3 y miembro del
equipo de comunicación de la articulación continental de Movimientos
Sociales hacia el ALBA.
Etiquetas: Ecuador, Ley de Comunicación en Ecuador, Medios en Nuestra América
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