Televisión y transmedia, una pareja de hecho
A sus 60 años, la televisión, en plena
era TDT ha dado a luz a latelevisión.com, o televisiones a la carta, al
tiempo que los operadores desarrollan las televisiones conectadas que
permiten ver contenidos web en la pantalla del televisor.
Además, por si el proceso de adaptación a los nuevos tiempos fuera poco, la televisión social (la conversación de los fans con los personajes de una serie o de un programa) ha sido la puerta abierta para las redes digitales sociales (Twitter, Facebook, etc). Nacidas para la red, las redes digitales sociales vuelven a casa de la televisión para comer los platos de mamá pero esta vez con derecho a hablar en la mesa.
Este contexto tecnológico, mediático y cultural ha sido terreno abonado para lo que es el fenómeno de producción narrativa más renovador y popular que se conoce en la historia del audiovisual: la creación de las webseries, docuweb y web novela.Pareja de hecho, televisión y transmedia, sus contenidos no pueden confundirse. La televisión puede ser la ventana del transmedia, su socio económico y el aglutinador de redes sociales. El transmedia es un producto nacido para la red, pero no está destinado preferencialmente a la televisión. De hecho es YouTube el gran distribuidor de los productos transmedia.
La televisión está obligada, por su
sistema de financiación publicitario o por vocación de servicio público,
a crear contenidos para audiencias indiferenciadas. Los productos
transmedia están fabricados por colectivos sociales o artísticos para
nichos de audiencias muy delimitadas. Y aquí reside cualquier base de
reflexión sobre las posibilidades económicas del producto transmedia.
El modelo de negocio del futuro podría ser complementariedad o asociación comercial entre ambos. Tal como ocurre con la industria del cine actual que no puede prescindir de la televisión, el producto transmedia está llamado a entenderse con la televisión, aunque al mismo tiempo convulsionando las formas narrativas de la ficción.
YouTube, que no paga ni un céntimo a los
creadores, es al mismo tiempo la amenaza y la oportunidad. La
oportunidad porque la misma televisión busca alianzas con YouTube para
que no se le lleve todo el pescado. Al mismo tiempo, el branding en
Internet ya es una forma real de financiación, aunque aún muy precaria.
La diferencia en la cadena de valor: el transmedia no depende de la
publicidad para su creación, mientras que la televisión no mueve un dedo
si no hay acuerdo previo con los anunciantes. Así sucede en Estados
Unidos. En segundo lugar, la difusión del transmedia en las múltiples
plataformas no asegura el retorno del dinero como en la televisión. Por
tanto, si el transmedia no se alía con la televisión, no habrá
financiación hasta que las plataformas no traduzcan en valor económico
las nuevas narrativas. En tercer lugar, los Media holding necesitan
contenidos con los cuales se identifiquen los grupos cada vez más
alejados de la publicidad convencional. En cuarto lugar, las
televisiones compran productos transmedia para la programación en
abierto y la de sus sitios en Internet. Finalmente, una experiencia que
puede ser modélica: La distribuidora de cine y video por la red,
Netflix, se ha convertido en productora de la serie “House of Cards”.
Una idea a seguir.
Lorenzo Vilches*
*Director de Guionactualidad y del Máster Internacional de Escritura para Cine, Televisión y Narrativas Transmedia de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) – y Coordinador general del Observatorio Internacional de Televisión (OITVE).
Fuente: http://guionactualidad.uab.cat/?p=4912
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Etiquetas: Contenidos Audiovisuales, Transmedia, TV
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