lunes, 2 de enero de 2012

¿Cooperativizar Papel Prensa?

Los diarios del interior se hicieron eco en 1977 del traspaso de
acciones de papel Prensa a tres diarios capitalinos: "Es deplorable
que un simple juego de intereses haya colocado a tres destacados
exponentes del periodismo en una posición antinómica con la mayoría
del periodismo nacional", decía en sus páginas el diario cordobés La
Voz del Interior, que por aquel entonces era propiedad de la familia
Remonda y hoy pertenece al Grupo Clarín.
(Ansol).- Publicaba en marzo de 1979, la nota de La Voz del Interior
remitía a un documento de la Asociación de Entidades Periodísticas de
la República Argentina (Adepa). El precio del papel "constituye una
amenaza a la libertad de prensa en la medida que puede determinar el
cierre de periódicos que luchan por sobrevivir", continuaba la nota
citando a Carlos Ovidio Lagos -por entonces presidente de Adepa y
dueño del diario La Capital de Rosario-. "La industria del papel de
diario no debe montarse a expensas del periodismo nacional con un alto
costo que lesione la libertad, para beneficio exclusivo de los tres
diarios copropietarios asociados al Estado", sentenciaba la entidad
que reúne a los periódicos.
También en marzo del '79, junto a Adira (la asociación de los diarios
del interior), Adepa solicitó por entonces "al ministro de Economía,
José Alfredo Martínez de Hoz, la anulación del contrato firmado entre
el Estado nacional y Papel Prensa, al que atribuyen violaciones a
principios jurídicos y constitucionales que importan un ataque a la
libertad de expresión".
Cuentan los editores memoriosos, que Ovidio Lagos y los representantes
de La Voz del Interior fueron algunas de las principales voces que se
oponían al lugar dominante que adquirirían los diarios capitalinos
tras el traspaso de acciones de la productora papelera.
Pero el debate por el control del papel (que no es más que el debate
por el control de la palabra impresa y por el mercado publicitario
gráfico, cuestión que hace 30 años tenía un peso relativo mucho mayor
al actual), ni siquiera nace con la transferencia de acciones de Papel
Prensa.
Mucho antes de la existencia de la empresa papelera, en una asamblea
de la mencionada Adepa, dos de sus miembros –La Arena de La Pampa y
Comercio y Justicia de Córdoba -entre otros-,– propusieron crear una
fábrica de papel bajo la forma cooperativista. Los miembros de los
diarios porteños "se les rieron en la cara" ante la mínima posibilidad
de que todos los diarios, grandes o pequeños, pudieran tener los
mismos derechos de acceso al papel.
La posición dominante por parte de las empresas capitalinas no se
limitó a la transferencia de acciones que la dictadura hace. Luego de
la puesta en marcha de la planta en 1976, se elevó el arancel de
importación de papel a 44-48% para que no hubiera otra escapatoria que
comprarle a esa fábrica al precio que se fijara.
Pasaron 11 años para que durante el Gobierno del presidente radical
Raúl Alfonsín se diera término a esa inequitativa situación, al
eliminar en 1987 los derechos y aranceles para la importación de papel
con fines editoriales. Esta situación mejoró, sin dudas, la capacidad
de desarrollo de los medios que no tenían acceso irrestricto al papel
nacional. En la hemerotecas de numerosos medios del interior se puede
notar un seguimiento sobre esta cuestión de permanente preocupación.
No se trata, como se puede pensar, de un tema puesto en agenda en
estos últimos años.
Más tarde, durante los Gobiernos del presidente Carlos Menem, las
empresas dueñas de Papel Prensa, se vieron nuevamente beneficiadas por
las modificaciones de la Ley de Radiodifusión y, en desmedro de los
actores pymes regionales, desarrollaron su integración horizontal,
comprando empresas gráficas del interior golpeadas por años de
sobreprecios de papel y por el proceso hiperinflacionario. El 2001
significó la estocada final para muchos de estos emprendimientos.
Periódicos familiares con varias décadas de historia, cuyos nombres se
identifican con diferentes ciudades o provincias de nuestro país,
debieron ser vendidos a empresas más grandes, acentuando el proceso de
concentración económica del sector; muchas otras, fueron "aguantadas"
-por editores con vocación- con otra actividad económica o a fuerza de
endeudarse y reducir páginas; y también, hubo empresas que cerraron y
fueron recuperadas por sus trabajadores que apelaron a la solidaridad
cooperativa y evitaron de esta manera que sus comunidades perdieran
sus medios de comunicación.

* Periodista Comercio y Justicia (Córdoba)

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