La sustentatibilidad de los medios populares
(Por Pascual
Calicchio y Natalia Vinelli) Los debates actuales en torno de la Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual parecen tener puesta su mira en lo que
suceda con el Grupo Clarín a partir del 7 de diciembre. Pero no todo pasa por
ahí; a muchos nos preocupa qué sucederá con las nuevas voces que se prometieron
y a las que se les reservó un 33 por ciento del espectro, pero hoy encuentran
dificultades para ocuparlo.
Se trata
del sector más postergado y débil de la comunicación, el de los medios
alternativos, comunitarios y populares que, tras treinta años de persecuciones
y decomisos, se encuentran en clara desventaja respecto de los medios
comerciales. Por eso queremos abordar el tema de la sustentabilidad, no para
traer una receta, sino para abrir el tema y buscar respuestas. La
sustentabilidad tiene que ser leída como un problema y no como un requisito a
priori por la autoridad de aplicación, convirtiéndola en prohibitiva a la hora
de otorgar una licencia.
Sin
embargo, vemos que muchas de las intervenciones recientes se aferran a la idea
de “lo sustentable” como exigencia, asegurando que la ley de medios abre a “los
chicos” la posibilidad de “jugar en cancha grande”. No se explica qué significa
este supuesto y se da por sentado que abandonar el potrero no es nada más que
una decisión de los colectivos de comunicación popular. Así se cristalizan las
prácticas y se las lee como si carecieran de restricciones, como si no
estuvieran insertas en un tiempo y en una sociedad dados, ni cruzadas por
profundas desigualdades sociales.
En su
artículo “Arte de equilibristas. La sostenibilidad de los medios de
comunicación comunitaria”, Alfonso Gumucio Dagrón se detiene en este punto:
“Los evaluadores tradicionales –explica–, acostumbrados a medir la comunicación
con calculadoras, tienen dificultades para entender que la sostenibilidad de
los medios comunitarios se rige por otros valores. Necesitamos menos contadores
y más sociólogos para evaluar los medios alternativos, participativos y
ciudadanos. La dinámica de la comunicación comunitaria no puede medirse
solamente en cifras y mercados, sino a través de una comprensión de los
fenómenos de la sociedad que giran alrededor del derecho que tienen los más
pobres a la expresión y al libre acceso a la información”.
Para el
comunicador boliviano no existe una sola fórmula para resolver la cuestión de
la sustentabilidad. Y destaca que, si bien lo más importante es la apropiación
del medio por parte de la comunidad, son pocas las experiencias que han
sobrevivido a lo largo de los años sin apoyo externo. Iglesias, subsidios
estatales, cooperación internacional aparecen como vías de financiamiento
centrales en un recuento de prácticas a escala mundial.
Un
ejemplo en positivo es el caso de las radios mineras bolivianas. Nacidas al
calor de la nacionalización de las minas de estaño y cobre en Bolivia, se
apoyaron en sindicatos fuertes levantando sus medios y trabajadores
conscientes, donando parte de su salario para el sostenimiento. Pero esta
experiencia, si bien orienta muchas de las nuevas prácticas, en el contexto
actual –capitalismo neoliberal mediante– se acerca más a un punto de llegada
que a uno de partida.
Más cerca
están las radios y televisoras comunitarias venezolanas, que tienen el apoyo
del Estado bolivariano a través de una Dirección Especial que las promueve en
el marco del Ministerio de Comunicación e Información. Este estatuto facilita
la migración tecnológica y favorece la devolución de los medios hacia la
sociedad.
Para
nosotros, el tema es pensar las condiciones en las que se encuentran los medios
en manos de los sectores populares y, sobre todo, si la apropiación es
equivalente a lograr financiamiento. Por eso el Estado debe garantizar el 33
por ciento, como sostiene el Espacio Abierto de Televisoras Alternativas,
Populares y Comunitarias, a través de un plan de fomento que ayude en el
tránsito hacia la tecnología digital, tomando precauciones para que esto no
limite la autonomía de los medios.
Finalmente
invitamos a debatir y profundizar algunos caminos posibles: 1) Políticas
públicas de fomento y apoyo, garantía de la diversidad y pluralidad. 2) Aire
real. ¿Cómo apoyar económicamente un medio que no se ve o se ve mal? 3) Ley de
publicidad oficial que atienda a los comunitarios (tomando por ejemplo lo mejor
de la ley de Registro de Medios Barriales de CABA y ampliando el porcentaje
destinado a los mismos y con controles para evitar discrecionalidades). 4)
Mayor apoyo de las organizaciones populares. 5) Gestión colaborativa desde los
medios para tomar en conjunto el problema buscando romper con la fragmentación.
FUENTE: www.pagina12.com.ar
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio